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¿Por qué un abogado debería ser un extraordinario argumentador?

A estas alturas, probablemente ya sabrás que para ejercer como abogado necesitas cursar un Máster de Abogacía. En él, aprenderás mediante casos reales que se enfocan en la práctica jurídica que se desarrolla en la actualidad e, incluso, podrás cursar un programa de prácticas en empresas, consultorías o despachos de abogados.

Gracias a estos estudios, podrás ensayar tus técnicas de argumentación jurídica, las cuales resultan fundamentales a la hora de afrontar un juicio, pues te permiten exponer con claridad y convicción todos aquellos argumentos que deben tenerse en cuenta en la sala.

¿Qué es la argumentación jurídica y cuál es su importancia?

Con este procedimiento se busca sistematizar y organizar las ideas que se han podido extraer de un estudio detallado del caso que se quiere argumentar. Es decir, el primer paso que debes dar para que tu argumentación sea sólida es estudiar el caso con detenimiento y, posteriormente, deberás extraer los argumentos principales que apoyen tu tesis. El siguiente paso consistirá en relacionar esos argumentos con hechos y pruebas concretas que se hayan mencionado en el juicio o que aparezcan en los diferentes documentos presentados en el mismo.

Por otro lado, deberás prestar especial atención a las refutaciones, que son la manera de demostrar que los argumentos que ha utilizado (o va a utilizar) el abogado de la otra parte no son ciertos o resultan improcedentes y, a su vez, debes utilizarlos para esgrimir tus propios argumentos justificando esa oposición.

Fases de la argumentación

Con la práctica irás perfeccionando tu propia forma de preparar esta parte del juicio, pues es muy difícil proponer un método que se adecúe a todo el mundo. Pero mientras tanto, puedes seguir estas indicaciones para el estudio previo a la argumentación y la propia redacción de la misma.

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1. En primer lugar, es recomendable estudiar detenidamente el caso y todas las pruebas presentadas para encontrar los argumentos que apoyan tu tesis y ordenarlos por su importancia. Además, también deberás aprovechar para buscar los argumentos y las pruebas que crees que utilizará el abogado de la otra parte.

2. Prepara tanto tus argumentos como tus refutaciones de manera que queden claras las partes más importantes de las mismas.

3. Relaciona todo lo que expongas con hechos o pruebas que se hayan mencionado o aportado durante el proceso. Así, ayudarás a la sala a contextualizar lo que dices y facilitarás que puedan comprenderlo y mostrarse de acuerdo con tu tesis.

La finalidad de este proceso es que la sala pueda ver la solvencia de tu razonamiento y, también, la debilidad del planteamiento contrario.

A pesar de que con estas fases puedas formar tu argumentación jurídica, no debes olvidar que, durante el propio juicio, es posible que tu turno de palabra no sea el primero. Por ello, deberás estar atento a la argumentación de todos los demás y valerte de tu habilidad de improvisación para incorporar todo aquello que pueda resultarte de utilidad.

Cómo preparar tus técnicas de argumentación jurídica

Es importante que sepas que argumentar desde el ego, de forma inconsciente o sin ser imparcial no sirve de mucho. Cuando actúas de esta manera parece que estés riñendo a aquellas personas que te escuchan. No es sencillo dejar los sentimientos aparte, pero es algo necesario si quieres evitar que se te vea en tu actuación como a una persona alterada que quiere tener la razón por encima de todo y que, para ello, hiere de alguna manera a la persona a la que le expone sus argumentos.

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La manera de realizar una verdadera argumentación jurídica que sea eficaz y termine por convencer a tu interlocutor es evitando el ego, la vinculación emocional y, además, siguiendo los pasos que se exponen a continuación:

Primero piensa y después escribe

Hay quien sigue el orden inverso y escribe para poder pensar y crear un razonamiento lógico en su mente. Esto es un error, pues al hacerlo así tiendes a apoyarte en tus sentimientos y a dejarte guiar por ellos. Piensa que este proceso debe ser extremadamente lógico y razonado para que no pueda ser rebatido.

Realiza un esquema con tus ideas

Gracias a los esquemas podrás obtener un planteamiento más completo y una visión más global del problema, enfriar aún más tus razonamientos y, además, desarrollar unos argumentos mucho más concisos.

Puedes utilizar una pizarra que puedas borrar o, simplemente, una hoja de papel. Algo que va a ayudarte es anotar en un lado los hechos que busques rebatir, a continuación por qué quieres rebatirlos, es decir, qué hechos o artículos contraponen y, por último, cuál será el argumento (favorable para ti, por supuesto) con el que enlaces esos dos elementos. Utiliza la jurisprudencia aplicable siempre que tengas ocasión.

No olvides a quién va dirigido realmente tu alegato

En ocasiones no tenemos eso claro y es un gran error. La argumentación judicial sirve para convencer de tu postura, por lo que no debes olvidar quién es el destinatario de la misma.

Ten completamente clara la finalidad de esa argumentación

El objetivo que persigas será el hilo conductor de toda tu comunicación. Teniendo claro qué fin persigues con tu escrito, evitarás errores como, por ejemplo, solicitar aclaraciones de sentencias que podrán privarte de una razón excelente para una apelación.

Informe oral

Una vez que comiences tu informe oral, hay algunos trucos que te ayudarán a ser más convincente, como utilizar un ejemplo divertido o alguna anécdota que tenga relación con el caso, que te hará más sencillo el captar la atención.

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A continuación, debes enfatizar aquello que consideras más importante remarcándolo dos veces, una al inicio de la argumentación y otra al final.

Los ejemplos son una gran manera de trasladar el argumento a los hechos, pero lo que nunca debes olvidar es terminar con un final elocuente. Ese gran final hará que tu argumentación resuene aún más fuerte.

En definitiva, accede a nuestro máster de abogacía y podrás, entre otras muchas cosas, practicar las diferentes técnicas de argumentación jurídica hasta mejorar tus capacidades y encontrar el procedimiento con el que más cómodo te sientas.

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