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El gen del fuego

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El descubrimiento y control del fuego transformó a la especie humana en un animal especial. El fuego permitió a la especie humana dar un salto cualitativo con respecto a otras especies. Algunos científicos consideran que el descubrimiento del fuego es el momento más importante en la historia de la evolución de la humanidad.

Gracias al control de fuego, el ser humano pudo  defenderse de sus depredadores, habitar las oscuras y frías cavernas de las épocas glaciales, mejorar sus armas de caza, cocinar sus alimentos y evitar enfermedades e infecciones. El fuego redujo la mortalidad entre los homo sapiens e incentivó un acelerado crecimiento de su población. El crecimiento demográfico de los humanos obligó a la búsqueda de nuevos horizontes y se inició la conquista del planeta por una única especie, la especie humana.

Pero sin duda, la mayor consecuencia de tan fantástico descubrimiento es que introdujo en el ADN humano el gen del fuego. El ser humano no es capaz de concebir otra forma de generar energía si no es gracias al fuego, a la combustión. Quizás por eso, 500 mil años después, casi el 90% de la energía primaria que necesitan las modernas sociedades humanas procede de energía que se extrae gracias a sofisticados procesos de combustión. Más sofisticados, pero el principio sigue siendo el mismo: quemar y obtener fuego.

La combustión está tan arraigada en la sociedad humana que el transporte de personas y mercancías, que hasta hace unos siglos se realizaba por tracción animal, se ha reemplazado por sofisticados dispositivos mecánicos que obtienen energía a partir de la quema del petróleo.

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Hace 500 mil años, el ser humano se convirtió en la única especie del planeta capaz de crear, transformar, transportar, distribuir y consumir energía fuera de su cuerpo. Al igual que otras especies, el ser humano necesita de energía endosomática para satisfacer sus necesidades básicas, pero la capacidad de controlar energía exosomática fuera del cuerpo es una característica única y exclusiva de la especie humana.

La especie humana es especial porque es la única especie del planeta que lo quema todo. El gen del fuego no permite concebir otra forma de generar energía si no es la combustión, es decir, quemando madera, carbón, petróleo o gas. La transformación energética de las sociedades actuales dependerá de la capacidad de inhibir el gen del fuego a escala planetaria.

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Alberto Ríos es Ingeniero Eléctrico especializado en Sistemas y Redes Eléctricas por el Instituto Politécnico de Bielorrusia, Máster en Energías Renovables por la Universidad Europea de Madrid, Doctor Ingeniero Industrial por la Universidad Carlos III, actualmente trabaja como Profesor Adjunto en la Universidad Europea de Madrid. Alberto Ríos colabora habitualmente con IMF Business School como autor de material didáctico y revisor técnico en las áreas de Energías Renovables y Eficiencia Energética.

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