Tener que entonar la canción del “Me han despedido” es uno de los temores recurrentes de cualquier empleado por cuenta ajena de cualquier lugar del mundo, pero cada país aplica unas reglas, toca una partitura, distinta: sólo en la Unión Europea hay casi tantas formas de despedir como países miembros.
Empezando por el sur, sabemos que en España la cuantía de la indemnización se modificó a la baja a partir de la reforma laboral de 2012, fijándola para el caso de los despidos improcedentes en 33 días por años trabajados, con un tope de 24 mensualidades; para los despidos por razones objetivas no pasa de 20 días con un tope de 12 mensualidades.
Nuestro vecino, Portugal, también ha reducido las indemnizaciones por despido, pero ha bajado la “cota” para los nuevos contratos hasta los 20 días por año trabajado, con un tope de 12 meses.
En Grecia puede haber cambios en función de lo que se pacte con el “resto de socios europeos” (o sea, Alemania) como parte de su enésimo plan de rescate, pero de momento los despedidos con mayor antigüedad pueden llegar a alcanzar un máximo de 24 mensualidades (eso sí, las indemnizaciones pueden pagarse “a plazos” por parte del empresario).
En Italia depende del tamaño de la empresa, pero el caso es que una legislación laboral como la italiana, que supera en extensión las 2.700 páginas de textos legales, hace que para algunos dicho modelo dificulte, por sí solo, la posibilidad de despedir a nadie.
En Francia la cosa es también bastante enrevesada y las indemnizaciones varían según la duración del contrato, pero hay que contar además con los mecanismos de protección social existentes en el país galo.
A medida que baja la temperatura media anual y nos vamos desplazando hacia el Círculo Polar Artico, las indemnizaciones por despido comienzan también a sentir frío.
Por ejemplo, en Bélgica el despido es libre y la indemnización se fija en función del tiempo que se calcula que te costará volver a encontrar trabajo.
En Alemania depende del sector en que trabajes, el lugar en que residas y el convenio que te resulte de aplicación, pero han calculado que de media superan los 15 días por año trabajado.
Justo encima, en Dinamarca, el despido es casi gratis, algo esencial en su sistema de ‘flexiseguridad’, aunque disponen de un sistema de aseguramiento obligatorio y de acuerdos colectivos con sindicatos que garantizan paz social a cambio de mejores condiciones. Eso sí, sólo Dinamarca, junto con Irlanda, han incrementado algo la protección de sus trabajadores desde 2008, mientras que ésta ha sido reducida en países como Hungría, Eslovaquia, Eslovenia y Reino Unido o ha sido fuertemente modificada, como en Lituania.
Aún más al norte, concretamente en Finlandia, se da el caso de que ni siquiera exista la necesidad de indemnizar el despido, pero el período de preaviso es, por el contrario, extremadamente largo, a diferencia de países como Holanda (o la propia España) en los que el principal coste del despido es la indemnización que debe abonarse al trabajador.
Para guiarte en tu elección en el caso de que quieras salir “de gira” como trabajador, puedes recurrir al índice de ‘dureza’ o ‘severidad’ de la legislación de protección del empleo elaborado periódicamente por la OCDE.
Según dicho índice, el grado más elevado de dureza de la legislación contra despidos individuales y colectivos pertenece a …¡Alemania! (con un 2.98), frente al 2.29 de media de los países de la OCDE y un 1.17 de los EE.UU. (Gran Bretaña no le va a la zaga, con un 1.62).
España se sitúa casi en la media, con un 2.28, que baja al 1.95 si se trata de despidos individuales; EE.UU. lo hace en estos casos hasta un llamativo 0.49, así que si decides cruzar el charco, afina tu piano y disponte a tocar la canción del despido… ¡más de una vez!
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