Fácil es leer que tal empresa ha innovado, o tal producto se diferencia por su innovación, pero realmente ¿quién innova?
¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?
Esta celebre frase es de difícil contestación, ya que involucra tener conocimientos científicos para poder darle respuesta, pero lo que creo puede dar sentido es que fue la propia naturaleza la que fue evolucionando para llegar a darle respuesta. Pues en ella podemos darle sentido al término Innovación.
Las empresas no innovan, son sus empleados pensando en como mejorar. Una empresa es un ente no físico, no existe como tal, sólo sobre un papel escrito, escrituras y/o acciones. Las empresas las forman personas, que si son llevadas de una forma correcta, ética y profesional hacen que la organización crezca como un ser vivo. Si estos empleados están enfocados, alineados con los valores de la empresa, y ellos perciben que son valorados ya tendremos mucho ganado para poder llevar a cabo la Innovación.
Ellos mismos se encargarán de detectar las carencias o peligros que puede tener un producto en el mercado. Tan solo escuchándoles ya tendremos otro paso dado. Y ya van dos, mucho dinero ahorrado en investigación, ¿no crees? Si estos los unimos a la ecuación de la Innovación tendremos una empresa en perfectas condiciones de sobrevivir en el mercado.
Esta imagen o situación está cada vez más lejos de la realidad. Las empresas gastan cantidades ingentes de dinero, o simplemente no escuchan y dan por sentado que están en poder de la razón, en poder tener ese producto ‘estrella’ o en términos de marketing ‘una vaca lechera’, pero muchas de ellas rompen una parte de la ecuación, y es la parte ‘viva’ de la organización. Esos dos primeros pasos dados anteriormente.
La Innovación viene de las personas, una empresa como ente por sí sola no puede desarrollarla, aunque tenga un excelente equipo de desarrollo, sin la parte ‘viva’ de la empresa no es posible detectar, por mucho que se empeñen en realizar estudios o encuestas, lo que perciben del producto clientes internos y externos. Así que si una parte es una incógnita, y como se sabe sólo se puede despejar una incógnita en una ecuación, si tenemos dos, difícilmente se podrá innovar, el ente de por sí no podrá realizarlo.
Un buen ejemplo es el MIT, donde se realizan ‘stormings’ con las ideas más absurdas que se les puede ocurrir a los internos, estudiantes, investigadores, científicos, todo vale. Una vez recogidas, el propio sentido común les da lo que sí es INNOVACIÓN, aquello que puede cambiar las formas o ayudar a progresar a las personas. Esto es totalmente compatible con el mundo empresarial.
Empecemos a escuchar a nuestro cliente interno que el externo está esperando que se lo comuniquemos. Las personas son parte de la ecuación de la Innovación.
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