Reír es el mejor remedio. Esta es sin duda una afirmación con la que todos podemos estar de acuerdo.
Si nos detenemos a pensar sobre los mejores momentos de nuestra vida, fácilmente podemos constatar que 9 de cada 10 veces tendremos una sonrisa o una carcajada de por medio.
Beneficios de reír
En ese sentido, existe una gran cantidad de estudios que presentan los beneficios de reír:
- Desde el nivel físico, con la prevención de enfermedades cardiovasculares y la relajación de los músculos.
- Por la salud mental, a través de la reducción del estrés, ansiedad y tensión.
- En el espectro social, fortaleciendo las relaciones, el trabajo en equipo y disipando el conflicto.
En resumen, ¡sonreír es contagioso y hace bien!
Por todos estos motivos, es normal que el mundo organizacional trate de sacar provecho de sus beneficiosos.
Trabajadores felices
Normalmente se asocia a colaboradores sonrientes con colaboradores felices, si están felices probablemente estarán motivados, una vez motivados el compromiso con la organización será más fuerte, haciendo que en última instancia la performance (aka el Santo Gral) esté alta.
En consecuencia, hace algún tiempo, las empresas han venido creado progresivamente políticas que contribuyan a ello.
A nivel interno aparecen temas como la felicidad organizacional, el bienestar, los riesgos psicosociales y los friendly working spaces, que a su vez desbordan hacia el nivel externo, con la presencia en redes sociales menos formales como Instagram, Pinterest y Snapchat, la realización de actividades deportivas, así como la participación en festivales de música para empresas.
Sin embargo, a pesar de este cambio de paradigma, en la gran mayoría de los casos, culturalmente persiste la idea de que el “excelente” colaborador es aquel que asume una postura seria y austera, que tiene poco tiempo para juegos o buena disposición – puesto que existen asuntos importantes a tratar – y que nunca responde a un correo electrónico con un emoji‼️
Por otro lado, el colaborador que tiene un buen sentido del humor, que sonríe constantemente, que escucha reggaetón del bueno (sí existe) en su gabinete y que está siempre disponible para ayudar, claramente tiene “poco que hacer”, de lo contrario estaría trabajando duro.
Cambio de paradigma
De nuevo debemos considerar este tema con una sonrisa y optimismo.
Creo que dentro de algunos años con la predominancia de la Generación Y y Z en los cargos de gestión de las organizaciones, el cambio cultural será inevitable y el perfil de colaborador malhumorado y anticuado pasará de moda como las cabinas telefónicas.
Actualmente ya podemos constatar el apalancamiento de ese proceso a través de los procesos de reclutamiento que tienden a apelar al sentido del humor como arma de atracción para los candidatos, afirmando “Hey! Somos divertidos y diferentes de los demás. Trabaja con nosotros “.
No obstante, mi previsión puede estar completamente equivocada, de todos modos no vale la pena preocuparnos mucho porque como se dice en Brasil… ¡Sonríe que todo va a estar bien!
Tiago Gouveia, Responsable del desarrollo de Recursos Humanos en SABSEG.
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