Llevo tiempo explicando esto en clase, son muchas las tertulias que he disfrutado sobre el tema y ayer después de ver un programa de TV donde proliferaban los coach de cualquier tipo decidí que era el momento de escribir sobre ello.
Desde los 90 y principalmente en la primera década del nuevo milenio la profesión de coach o el coaching en sí, se ha visto enormemente potenciada, posicionándose como una de las profesiones de moda en nuestro país.
¿Qué es el coaching?
Lo primero que tenemos que tener claro es que el coaching es un método, una herramienta para potenciar las habilidades que tiene una persona y llevarle desde un punto presente hasta un punto futuro deseado. Ni estilo de vida, ni filosofía, si disciplina, ni miles de atribuciones que escucho a diario y que me ponen los pelos de punta aunque me queden pocos.
Cogiendo influencias de la filosofía, la psicología y el deporte se crea un método interesante que nos ayuda a gestionar los cambios necesarios por medio del aprendizaje de uno mismo para beneficiarnos en las organización y en nuestra vida.
¿Cómo usar el coaching?
Por medio del conocimiento de nuestras conductas podemos modificarlas o potenciarlas para llegar a nuestros objetivos. Es decir, el coaching se queda en un primer nivel del ser humano que es la conducta. Y en esta idea caben todos los que quieran trabajar en ello tras una más o menos seria formación. Coach personales, coach empresariales, coach deportivos, coach de pareja, coach de single, coach para escribir, coach para pintar, coach para cantar y coach para elegir el color de la habitación de los niños……todos tienen cabida. Siempre que sea una ayuda a descubrir nuestras conductas y desde ese conocimiento modificarlas para conseguir resultados esperados y haya un cliente que este dispuesto a pagar, el coaching me parece de los mas loable.
Dignificar el coaching
Pero tengamos cuidado porque el ser humano es un todo y el todo es la suma de las partes y en ocasiones a lo conductual se le suma lo cognitivo, y a lo cognitivo lo fisiológico y a lo fisiológico, profundos aprendizajes de nuestro pasado. Eso ya no se trabaja desde la superficie y es ahí donde el ego o la irresponsabilidad de algunos coach se adentran y es ahí donde para mi el coaching pierde su sentido y se desvirtúa porque ese es el trabajo del psicólogo con toda su experiencia y su formación que la componen una carrera universitaria, masters y muchos cursos de especialización y no un master de 600 en el mejor de los casos.
Lo explicaré con un ejemplo para que quede más claro. Si yo llego al hospital con una brecha en la cabeza porque me he caído, me puede coser esa brecha el médico o el ATS. No hay ningún problema es algo superficial que no alterará nada más. Pero si en ese momento comienzo a marearme o pierdo el conocimiento, el ATS ya no tiene nada que hacer allí y es el médico el que tiene que aplicar un protocolo para descubrir si ese golpe ha afectado de algún modo a mi salud.
Dignifiquemos el coaching como una profesión preciosa que ayuda a la gente a conseguir sus objetivos pero no queramos ir más allá porque ni debemos estar ni se nos espera y eso no es que sea intrusismo, es que es irresponsabilidad.
Antonio Robles García, Consultor en HR Consulting y Tutor y profesor en IMF Business School y Cela Open Institute
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