Paradigmas inamovibles son los roles de cada puesto de trabajo, escenario o perfil de empleo, hasta que ha llegado el mundo 2.0. Todo giró y se enfrentó a innovaciones que se nos escapan de las manos. Hablamos de una evolución no tecnológica ni legal, sino de las mentes que deben mirar con unos ojos y luego interpretar y leer con otros ojos.
Eso es el cambio de roles desde el 2.0, un mero aprendizaje de transformación de un mismo lenguaje a un entorno diferente, donde todos los significados cambian hacia definiciones ni siquiera aproximadas a las antiguas formas de llamar a las cosas.
¿Te gusta? (facebook)…. “No me gusta, que va, sólo lo marco y comparto para que veas que lo has leído, para que mi primo sepa que a esa hora estaba despierta, para que mi entorno laboral sepa que tengo esas tendencias culturales, para que una persona también lo pueda leer, para que el que ha publicado algo tan horrible sepa que le estoy dando difusión…”
Están surgiendo diferentes roles que cada cual adopta en su vida en red, somos alguien fuera y otro diferente dentro, pero no porque quiera o esconda mis cosas, es que yo me comunico diferente en un medio que en otro. No quiero falsear mi personalidad, sólo que tengo una manera de pensar que es única en cada persona, y habrá tantas formas de interpretar ese “me gusta” como personas en el mundo.
Tendremos que aprender a agrupar las respuestas por tipología y así tendremos alguna idea de perfiles similares, esta será una tarea bonita y muy interesante desde la psicología moderna, realizar un estudio y análisis de evolución de posibles grupos y roles que adquirimos sólo en red, dentro y fuera. Y asociarlos luego, claro.
Hay que desaprender y adaptar nuestro conocimiento del ser humano y las relaciones a las nuevas tendencias de gestión emocional de cada individuo para saber comunicarnos y a su vez saber integrarnos en un tipo de respuesta o en otro. Deberemos ser capaces de identificarnos con esos nuevos roles. Y ubicarnos en espacios sociales en red donde se correspondan no sólo nuestros valores, también nuestro carácter ante la vida y fundamentalmente la manera en que cambiamos nuestra comunicación interna con nuestro propio cerebro.
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