¿Qué es lo que diferencia a un buen diseño de producto de uno mediocre?
Muchos productos y servicios deben su éxito a la innovación, tanto si se trata de un nuevo producto que revoluciona el mercado, como si es una ampliación o variación de otro ya existente. Sin embargo, lo que diferencia un buen diseño de producto no es la innovación por la innovación. Es más, el verdadero éxito no es el producto en sí, sino la correcta alineación del producto con la percepción del consumidor, pues es lo que marcará que éste lo adopte o lo rechace, o simplemente lo ignore.
La clave del éxito de un producto
El éxito de un producto se proyecta desde su origen.
Hace años, ponerlo a la venta era suficiente. La demanda era tal, que la oferta era siempre inferior para cubrir la demanda del mercado. Esa función de satisfacer las necesidades de los clientes son los que crean los ingresos a las empresas. Para bien o para mal, el panorama actual es muy diferente, y la situación es la contraria: el mercado está saturado, hay exceso de oferta. Esto requiere aún mayor acierto y esfuerzo en el diseño del producto.
Sin embargo, no es infrecuente que se diseñen productos que, posteriormente, lanzan al mercado con gran entusiasmo, pero sin conocer ni testar el posible interés que puede despertar en el consumidor. Sus responsables se dejan guiar por la idea que han tenido, y la ilusión de ponerla en marcha, en lugar de valorar y razonar si será aceptado por el consumidor, si encaja en sus hábitos de consumo. Esta forma de actuar hace que aumenten las probabilidades de que su ciclo de vida sea muy corto, o prácticamente nulo, porque no están pensados desde la perspectiva adecuada: el diseño de producto debe hacerse desde el punto de vista de la mente del consumidor, no desde los intereses o ideas de la empresa. Por supuesto que la ilusión, incluso la motivación, es buena e incluso se podría decir que necesaria. Pero ésta no puede ser el elemento determinante en el nacimiento de un producto.
La secuencia perfecta en el diseño de producto
- Empatía comercial: ponerse en la ‘piel’ del comprador, hacer un ejercicio verdadero de ‘empatía’ comercial. ¿Qué es lo que necesito yo como comprador?
- Investigación del mercado: mi futuro producto, ¿ya existe en el mercado? Es importante comparar con los productos similares, sustitutivos y complementarios.
- Necesidades: ¿qué necesidades del consumidor cubre el producto? Hemos de tener muy en cuenta el tipo de necesidad que es, y cómo la valora nuestro target, puesto esto condicionará tanto la política de precio, como las estrategias de comunicación y promoción.
- Producción Esta secuencia es clave en la creación de la oferta comercial y cualquier experto en Comercial y Marketing debe conocerla y saber implementarla en sus proyectos.
Conclusión
Si el producto ‘nace’ alineado con la mente del consumidor, y parte de un ejercicio de empatía, el éxito de su introducción en el mercado será significativamente superior.
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Estoy totalmente de acuerdo con este artículo. Muchas veces, el problema de algunas empresa, reside en que quieren vender un producto o servicio, a raíz de una idea “brillante”, pero no se ponen en la piel del cliente/consumidor para saber qué es lo que realmente éste desea.
Respecto a un producto innovador e impactante de verdad, me gusta mucho la máxima de Apple que dice que “hay que crear en el mercado una necesidad que no existe”, refiriéndose al lanzamiento del iPhone original en 2007.
Hola Diego, muchas gracias por tu comentario. Desde IMF creemos que el éxito de los productos (y servicios) de una empresa no sólo reside en la innovación de éstos, sino en qué medida cubren las necesidades reales del cliente o consumidor potencial, es decir, la empatía cumple un papel fundamental en este sentido.
Un saludo.