El mundo del vino es infinitamente satisfactorio. Que se lo digan a Toni Pérez, director comercial de Bodegas Gramona. Es una de las bodegas de mayor prestigio y reconocimiento a nivel mundial de nuestro país. Bodegas Gramona elabora vinos espumosos bajo la Marca Colectiva de la Unión Europea Corpinnat, vinos blancos y dulces dentro de la DO Penedés.
Hablamos de vino y emprendimiento con él en una entrevista muy especial.
¿Quién es Toni Pérez?
Toni lleva más de 30 años en el sector del vino. Su amplio conocimiento sobre el mundo del vino le permiten realizar una gran labor didáctica a lo largo y ancho de toda España, en la que, además de no perder su parte comercial en Bodegas Gramona, aboga por los vinos de su zona, los vinos espumosos y el mundo del vino en general, con catas y presentaciones sencillas, cercanas y divertidas que en más de una ocasión han creado nuevos adeptos al vino.
Si a esto le unimos su carácter amable y cercano, encontramos los motivos por los que ha conseguido que sea uno de los comerciales de bodega más querido y respetado por el mundo de la sumillería y la hostelería de nuestro país. Un ejemplo a seguir en el sector vinícola y en la comercialización del vino.
¿Cómo has llegado al mundo del vino, cual ha sido ese “clic” que te motivo?
Mi intención era ser bioquímico pero por diversas razones comencé a trabajar en una empresa de lotes de Navidad exclusivos de Vino. Gracias a mi curiosidad, a la generosidad de su propietario y a que una botella me provocó que se me erizase el vello comencé un largo camino en el que soy tremendamente feliz.
También el comenzar en un momento donde, si querías conocer, tenias que viajar y relacionarte fue muy importante. Un momento donde compartiendo esos viajes con otros profesionales se aprendía. Viajes que a día de hoy siguen presentes.
¿Qué importancia tiene la formación para trabajar en el mercado del vino?
Toda. Sin conocimiento no te puedes dedicar a este mercado y el conocimiento se adquiere vía formación. Recibiendo e impartiendo como hago hace más de 20 años.
¿Qué es lo que más te gusta del sector del vino?
Las personas. La capacidad que tiene el vino de poder generar emociones a través de sus historias, de las percepciones que te genera hace que la mayoría de profesionales vayan/vayamos a pecho descubierto emocionalmente hablando. Y eso, en estos momentos de protección individual es fantástico.
¿Qué te gustaría mejorar dentro de la situación actual del sector vinícola de nuestro país?
El consumo. Somos el principal productor pero el consumo sigue estando francamente bajo. Se perdió el consumo entorno a la mesa y la familia y deberíamos encontrar otros momentos asociándolos a él. El vino es cultura, paisaje, entorno y vida. Es cierto que también es alcohol pero bajo las primeras premisas y con moderación todos deberían poder llegar a él.
En parte es responsabilidad de todos los profesionales el facilitar el camino, en hablar idiomas comprensibles, en huir de lo exclusivo.
¿Cómo valoras las campañas de comunicación y Marketing de las bodegas o los Consejos Reguladores?
Todas las acciones son positivas a pesar de que sin darnos cuenta y dado que son campañas de marketing donde se pretende un posicionamiento se acaba muchas veces confundiendo al consumidor que a duras penas conoce una decena de Denominaciones de Origen.
¿Cómo crees que sería una buena comunicación en el mundo del vino? Atendiendo a su origen o como producto final
Ambas son necesarias. El origen nos marcará la genética, el aspecto físico y será interesante conocer pero el producto final será el que nos hará disfrutar. No sólo por las emociones que nos provoque a partir de las percepciones que genere sino por la historia que nos narre el profesional que tengamos enfrente o que nos facilite la botella.
¿Qué le pides a un vino cuando catas?
Depende de cada momento. A todos mis amigos no les pido lo mismo en cada ocasión. Hay momentos donde al vino le pido conversaciones profundas que hablen de su origen, tipicidad, método de elaboración, capacidad de evolución, etc. En otros simplemente que me lo haga pasar bien.
¿Cuál ha sido tu mayor metedura de pata o situación más ridícula de tu trabajo relacionado con el vino?
Mi primer día laboral como comercial. Salí a vender un vino italiano a una pizzería. Resultaba que el primo del propietario era director comercial de Brunello Di Montalcino y yo convencido porque ese era el aspecto de la etiqueta más visible me lo creí. Llegué contento a la oficina creyendo que había encontrado en mi primera prospección a un futuro gran cliente. La decepción fue cuando me explicaron que Brunello era la zona, la D.O.
La vergüenza me hizo que esa noche devorase un libro sobre vinos italianos que provocó aún más que quisiese dedicar toda mi vida al vino.
¿Qué botella tienes guardada para esa ocasión o cual has bebido para no olvidar?
Por suerte han sido muchas para no olvidar. A veces me planteo si no olvido el momento y con quién lo compartí o fue la botella o ambos. Pero siempre mi referente ya que fue la etiqueta que me hizo querer dedicarme al vino será III Lustros.
¿Qué vino recomiendas regalar a alguien que no es consumidor habitual de vino?
Regalar un vino es fantástico. Nos hace pensar en la persona, en su forma de ser, en sus gustos, en su entorno. No es comprar una en función de puntuaciones, denominación, consejo del local,… es regalar algo que creemos nos conecta con él.
Yo siempre regalo en función de eso aunque el punto de provocación, de salir de lo convencional siempre está bien. Para mi un regalo que da juego es un buen vino de Jerez o un buen vino espumoso.
Enlaces de interés
Más sobre vino
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