Algo que podría ser igual o trivial para el cliente, no lo es. Hay una opción que es mejor.
Como sabemos el pasado 27 de noviembre fue el Black Friday, una tradición traída de Estados Unidos cuyo objetivo es ofrecer a los clientes una gran cantidad de productos con elevados descuentos. Así el cliente puede adelantar a buen precio algunas compras de Navidad, mientras que las empresas pueden liberar sus stocks para hacer compras más actuales o dedicadas a esa época del año. Una idea tan buena como las rebajas de Enero, por lo que… nada nuevo.
La pregunta que abre esta entrada parte de varias empresas localizadas en nuestro país que en vez de ofrecer un determinado porcentaje de descuento lo anuncian como el Día sin IVA para atraer clientes, dejando en esa frase la idea del 21% como descuento genérico para todos sus productos (y no ir indicando así descuentos diferentes por bienes). Ahí entra entonces la duda: ¿cómo se aplica ese descuento realmente?
La mayor parte de la gente te lo dirá sin duda: al precio del bien de venta se le reduce un 21%. Pero no es verdad.
Partamos de una idea sencilla: el IVA significa Impuesto sobre el Valor Añadido, es decir, es un impuesto que grava el valor inicial de un bien o servicio y que se repercute en la venta al cliente que ve ese precio inicial incrementado un 21% como regla general. Dicho de otra manera, si un bien se fija que se va a vender por un valor de X (que sería la suma de costes de adquisición, fabricación, distribución y venta, más un beneficio para la propia entidad) el coste para el cliente final será de: X + 21%X.
Partiendo de esto intentaré resolver la duda. Pongámonos que queremos comprarnos un disco duro de 100 Euros y tenemos las dos opciones siguientes:
- Descuento de un 21%. En este caso el cliente pagará 100 – 21% 100 = 79 Euros. Así el valor del producto para él será de 79 Euros con una rebaja de 21 Euros sobre el importe original.
- Día sin IVA. En este caso el cliente no pagará el IVA, como el precio original de venta era de 100 Euros y sabemos que: X + 21% X = 100, el bien se nos quedará en 100/1,21 = 82,6 Euros. Así obtendríamos una rebaja de 17,35 Euros.
Tal como se puede apreciar en el ejemplo anterior un descuento del 21% es mejor que un día sin IVA si este está bien realizado, siendo algo más de 3 puntos de descuento agregados. La razón es sencilla: un descuento se hace sobre el precio final que es más alto que el inicial (sobre el que se agrega el IVA).
Por suerte para los clientes en España el auto-denominado Día sin IVA se realiza no de forma pura, si no como el “Día del descuento del 21%”. ¡Buena noticia para todos!
Amén de que no se puede realizar una venta sin IVA en nuestro país, pero ese es otro tema.
Manuel López Millán, tutor de las áreas de Finanzas y Administración de Empresas de IMF Business School
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