La deuda pública de España asciende ya a cerca de un millón de millones, en torno a un 98% del Producto Interior Bruto (PIB).
No son cifras fáciles de entender, pero basta con conocer el dato de que aumenta en lugar de disminuir, y eso sí es alarmante. El hecho de que las cifras sean desorbitadas depende de las comparaciones.
De las muchas imputaciones y recortes de gastos asumidos por los presupuestos en apartados sociales, la parte de aportaciones a la banca también van directas al déficit público y aquí llevamos un gran agujero.
No ha servido el sacrificio de la población, al menos no ha sido suficiente.
No frenar la deuda supone un aumento de intereses y más aumento de la deuda, un círculo vicioso y peligroso, del que pasado una línea bastante cercana hoy en España, cuesta algo más que esfuerzos salir.
Ya no hablamos de falta de crecimiento, sino de caída libre. Y sin visos de saber dónde sujetar con fuerza suficiente a un país muy atemorizado. El miedo paraliza y el tejido empresarial con grandes márgenes bloqueados pesa mucho.
No es el PP, es anterior a Zapatero, las reformas que obligaban a las instituciones a pagar por delante de cualquier tipo de proveedor, a los acreedores. Lo que significa que no se puede pagar materia prima, ni servicios, ni materiales, ni herramientas, ni seguros, ni recursos humanos…..hasta no haber cancelado unos ratios de deuda.
No hace falta mucha intuición para predecir el estancamiento y parálisis que supone esta situación. Para que nos entendamos, es como si un bar que vende cerveza y debe un crédito al banco, no puede comprar cerveza, porque hay una ley que le obliga a pagar con todo lo que tenga primero al banco….
No sólo debemos encontrar las fórmulas para encaminar la producción de medios, podemos acelerar y tirar de un hilo, además hay que detectar tantos y tantos lastres que nos llevan anclando años, para no perder el esfuerzo, hay muchas lupas que analizar a la vez que tiramos del carro, no sirve de nada si lleva ruedas cuadradas. Esto es lo que le pasa a la deuda pública en España.
Y en muchos países, aunque la transparencia brilla por su ausencia, la llegada al bolsillo de los ciudadanos donde las subidas del IPC son incoherentes no hace falta explicar más.
Es urgente que la prioridad sea encontrar la materia prima en leyes que ayuden a producir, que fomenten el crecimiento empresarial, el gasto público.
Si no compramos no crecemos. No es capitalismo puro y duro, es la corriente del sistema financiero en que estamos sumidos y que hay que modificar paulatinamente, no destruir.
Economía para novatos: La gran deuda pública (vídeo de 2012, hoy la deuda es de más de un billón)
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