En los últimos años, he tenido la suerte de conocer y compartir experiencias con personas que suelen hablar en público. Ya sea en reuniones de sus equipos de trabajo, en el ámbito de la formación, en ponencias académicas o en presentaciones en grandes eventos.
Hablando con todas ellas, me he dado cuenta de cinco cosas que les pasan a todas:
Tienen nervios, sudan, se ponen rojas y les late el corazón
Es algo normal si tienen sangre por las venas y además, es bueno. Tienen nervios porque les importa lo que van a hacer, el corazón les late rápido para estar preparadas para la acción y la intensidad al respirar, hace que les llegue más oxígeno al cerebro. Con esta reacción, el cuerpo les dice que están preparadas para hablar. Ahora bien, el problema es que la cabeza lo confunda con el miedo, pero no es miedo, es energía para hablar bien. Tu cuerpo está de tu parte. Tú también puedes sentir nervios y por tanto, hablar bien en público.
Antes de tenerlo claro, lo han tenido poco claro
Decir algo, comunicar un mensaje, es más difícil de lo que parece. Lo fácil es hablar y hablar y seguir hablando y acabar sin decir nada. Pero decir algo, simplificar el mensaje, lleva su tiempo. Antes de preparar una ponencia o presentar un tema en una reunión, estas personas han dedicado tiempo a tener claro lo que quieren decir. Una cosa es el tema y otra el mensaje. Cuando las escuchas parece que lo tienen todo claro y que siempre han pensado de la misma manera, pero en realidad, a veces no sabían exactamente lo que pensaban de un tema, hasta que se han parado a reflexionar sobre él. Tú también puedes dedicarle tiempo a encontrar el mensaje que quieres decir.
Si van a contar algo, deciden cómo empezar y cómo terminar
Después de todo, hablar en público es partir hablando de una situación y llegar a otra. Mejor si tiene coherencia el discurso, claro. El caso es que todas saben cómo van a empezar y cómo van a terminar, lo que les permite dos cosas: empezar y terminar. Parece algo simple, pero muchas personas no saben por dónde empezar y muchas otras, parece que no saben nunca cómo terminar y hablan y hablan y hablan y siguen hablando. Cuando has dicho lo que tenías que decir, una pausa y un gracias es suficiente.
Tienen algún tipo de ritual para superar el primer minuto
No es una cuestión mística o una invocación a los espíritus para que estén de su parte, sino un hábito que les genera confianza. Comienzan con una sonrisa a alguien, una mirada, frotarse las manos o colocarse bien el micrófono. Y después, tienen dominado su primer minuto con unas primeras palabras de agradecimiento, un saludo especial o haciendo aplaudir al público. Lo importante es tener claro lo que van a hacer en el primer minuto, para que el cuerpo se asiente y la cabeza se centre en lo que estás haciendo y deje de pensar en miedos y dudas.
Son personas humanas
De momento no me he encontrada a ninguna que no lo sea. Tú también perteneces a la humanidad, así que puedes hablar el público.
Conclusión. Si puedes sentir nervios, tomarte un tiempo para saber lo que quieres decir, decidir cómo empezar y cómo terminar lo que vas a contar, crear un pequeño ritual y eres una persona humana, tú también puedes hablar bien en público… Así que adelante, habla como puedas.
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Excelente, pensé que solo me pasaba a mi,tomaré muy en cuenta lo del primer minuto.