¡Hemos finalizado el año, con mensajes de todo tipo impulsándonos a hacer balance y fijarnos nuevas metas para el año que acaba de comenzar! En al ámbito personal el hacer dieta, empezar a hacer ejercicio, dejar de fumar vuelven a nuestra agenda con mayor o menor novedad respecto de nuestras buenas intenciones del año anterior.
En el ámbito profesional lamentablemente en muchos casos estas fechas se limitan a la cifra de EBITA del año y toda una serie de metas cuantitativas en términos de crecimiento de las ventas, márgenes, inversión y costes.
Sin embargo, creo estas fechas son buenas para que todos los directivos hagamos un pequeño ejercicio de introspección. Debemos olvidarnos de cifras y metas, y analizar lo que nos falta de talento a nosotros mismos. Tendemos a pensar que las buenas cifras de las empresas indican que somos buenos directivos. Muchas veces nos olvidamos de que, si somos buenos, tendremos empresas sanas y una empresa sana generará buenos resultados.
Habilidades de un directivo
Si hacemos un repaso de cuáles son las grandes habilidades pendientes de los directivos españoles, señalaría dos fundamentales. La primera sería las dificultades para delegar y como segunda, tenemos la incapacidad para dar un feedback útil. Esta respuesta pasa por ser, en primer lugar, un feedback sincero y positivo. Ambos están más vinculados de lo que puede parecer, en un principio.
Este vínculo comienza porque no es fácil delegar si luego no hacemos un seguimiento y por tanto nuestro equipo no recibe una valoración. Y a eso le podemos agregar que ambas cuestiones reflejan la madurez de un líder, y sus cualidades intrínsecas (seguridad en sí y superación de sus miedos).
Como estas son fechas de rediseñar organigramas y rearmar equipos, me gustaría centrarme en la necesidad y dificultad para delegar.
La necesidad y dificultad para delegar
Es frecuente que en todas las organizaciones nos encontremos con directores de equipo, en todos los niveles incluso en puestos de alta dirección, que están permanentemente sobrepasados de trabajo. Esto puede deberse a muchos factores, pero hay algunos que se repiten con mucha frecuencia:
- Falta de organización y automatización.
- Falta de capacidad ya sea por habilidades personales o mal diseño del organigrama.
- Falta de capacidad de delegar.
Posibles causas que incapacitan a delegar
Curiosamente, si preguntamos a los protagonistas, la respuesta más frecuente es que su equipo es insuficiente o con insuficiente formación. Mientras que la respuesta que más a menudo dan las organizaciones es el incremento en el número de empleados, especialmente en las PYMES. La respuesta memos frecuente sería el cuestionamiento de la capacidad del líder para delegar.
¿Pero cuáles son los factores que están detrás de esa aparente incapacidad de delegar? La respuesta es muy sencilla: el miedo, miedo a cuestiones muy variadas.
Miedo a delegar, ¿Qué hay detrás?
- Miedo a dejar de hacer aquello en lo que sabemos que somos buenos.
- Inquietud de que lo hagan mejor que nosotros.
- Desconfianza de que otros no sepan hacer adecuadamente lo que solemos hacer.
- Miedo a tardar más tiempo en hacer las mismas cosas.
- Temor a que se den cuenta, tanto arriba como abajo, que a lo mejor no hacíamos bien las cosas o que no era tan complicado hacerlas.
En definitiva, miedo a no ser tan imprescindibles o tan apreciados por nuestros jefes y por nuestros equipos.
¿Qué consejos podemos seguir para aprender a delegar?
Delegar o morir
Nuestro leitmotiv para este año y además es el título de este artículo: ¡delegar o morir! Que dediquemos tanto tiempo a este objetivo como a los objetivos cuantitativos.
Enfrentarnos a nuestros miedos
Solo vencemos nuestros miedos cuando nos enfrentamos a ellos. Si nos hemos visto reflejados en alguno o varios de los miedos antes enunciados, pensemos como podemos superarlos.
Lo que no se crece se estanca
Lo que no crece se estanca y se pudre. Esto es importante tenerlo en cuenta en la gestión de equipos y en la gestión de nuestra propia carrera. Nuestro equipo debe crecer, si no hay horizonte profesional y humano se irán a buscarlo a la competencia. Y nosotros debemos delegar por la misma razón, ser más eficiente y permitirnos crecer profesionalmente, pasar a la siguiente etapa.
Planificar y valorar
Dedicar más tiempo al antes y al después que al durante. Es decir, tomarnos tiempo para planificar y explicar a nuestros equipos lo que esperamos de ellos. Igualmente debemos dedicar el mismo tiempo para después hacer una buena valoración de su trabajo, admitiendo que hay distintas formas de obtener buenos resultados. Esto además evitará el interrumpir la labor de nuestros equipos con instrucciones contradictorias y mal comprendidas.
La excelencia
La excelencia busca y llama a la excelencia. Un buen líder se rodea del mejor equipo posible y los mediocres tienden a contratar equipos a su imagen y semejanza. Si buscamos a los mejores no solo podremos delegar si no que nos ayudaran a mejorar y a retener el talento.
El equipo es lo primero
Interiorizar y transmitir a toda la organización que los buenos resultados reflejan la labor de un equipo, no de una suma de individualidades. Así no nos sentiremos amenazados por nuestros equipos ni tendremos miedo a no ser valorados por nuestras jefaturas.