Lo que nos ha enseñado Nadal en las Olimpiadas
Las Olimpiadas son, para los amantes del deporte, un momento de disfrutar aunque también podemos sacar enseñanzas empresariales.
Hoy hablaremos del esfuerzo que puede suponer la renuncia y el decir No y lo haremos examinando el No de Rafa Nadal a jugar el primer partido de dobles mixtos en estas olimpiadas de Rio 2016.
¿Qué circunstancias le hicieron decir No a Nadal?
• Nadal llevaba ya 2 partidos disputados este día debido a la suspensión por el mal tiempo de la competición la jornada anterior.
• Su muñeca no estaba al 100 %. Unos días antes de los Juegos Olímpicos dudó si podría participar ya que llevaba 2 meses lesionado.
• Era un partido incierto, con riesgo. Nunca antes había jugado ni siquiera entrenado con Muguruza, que pese a ser también una magnífica tenista, desconocía cómo sería el acople compitiendo juntos.
• Tenía otros retos importantes al día siguiente donde se estaba jugando la obtención de medalla de dobles masculinos (trofeo que finalmente sí logró) y tuvo que priorizar.
Incluso la inmensa fortaleza física de Nadal es un recurso limitado, que, como tal, necesita ser invertido de la manera más rentable y eficiente posible .
En la Facultad de Económicas me enseñaron que ser administrador implica ¨gestionar recursos escasos que tienen usos alternativos¨ y es aplicable a la vida personal, a la profesional y también a la deportiva.
Nadal, siendo la estrella que es, dijo No con la humildad que le caracteriza, previa consulta a su equipo, a quien reconoció que se debía, por lo que su No fue un No respetuoso.
Pero ¿por qué nos cuesta decir No?
- Por miedo a no gustar.
- Por evitar el conflicto.
- Porque si lo decimos nos sentimos culpables.
- Porque nos domina la voluntad de ayuda por encima de nuestras propias necesidades o deseos.
- Por querer demostrar que somos capaces de todo, incluso de lo imposible.
- Por temor a poner en evidencia nuestras limitaciones.
- Porque no nos gusta dejar pasar las oportunidades aunque sean arriesgadas o incluso imposibles.
¿ Cómo podemos decir No sin herir?
- Escuchando atentamente lo que nos solicitan.
- Evaluando la petición, racionalizando las consecuencias que tendrá el decir Sí y cumplir y las ventajas e inconvenientes del No.
- Haciendo nuestro mapa de decisión de pros y contras que conlleva cada una de las alternativas.
- Si no nos conviene, diciendo No de forma clara, sin rodeos y sin crear falsas expectativas , pero con buenas palabras.
- Exponiendo las razones de la negativa de forma clara y concisa, evitando justificarnos y asumiendo las consecuencias.
- Presentando alternativas reales y/u orientando hacia otras posibilidades a la colaboración que hemos renunciado.
- Si vamos a decir que No hagámoslo cuanto antes, porque los proyectos tienen su timing y debemos de dar a la otra parte la opción de que ¨se busque la vida¨ con alguna alternativa que no seamos nosotros.
- Digamos No al proyecto o acción concreta con respeto, sin ¨cargarnos ¨ la relación con esa persona o institución.
- Hagámoslo sin herir a quien nos lo propuso, argumentando sólidamente nuestra decisión.
- No nos sintamos culpables por decir No
- Nuestro propios planes de vida requieren fidelidad y no pueden verse torcidos por la incapacidad de rechazar peticiones ajenas.
¿Qué es la asertividad?
Según el RAE la asertividad es la capacidad expresar las propias opiniones de manera firme, es decir de tener seguridad en sí mismo para poder decir NO cada vez que sea necesario.
A todos nos gusta agradar, pero la caridad y el respeto bien entendido comienza por uno mismo por lo que es vital tener claras las prioridades al margen de las presiones o el deseo de quedar bien. Las propias necesidades y deseos deben de prevalecer.
Hacer bien las cosas requiere tiempo. Igual que si somos cocineros en un restaurante, resultaría imposible cocinar un pollo tostadito en 5 minutos. Por mucho deseo que tengamos de dar gusto al cliente impaciente, en este caso vemos claro que el cocinero debe decir que No a la solicitud del cliente ansioso. Esta petición imposible de pollo bien cocinado en minutos, no es muy diferente a las demandas que a veces nos hacen nuestros superiores, pero, pese a la imposibilidad, no somos capaces de denegar requerimientos inviables.
Si por agradar decimos Sí sabiendo que es irrealizable quedaremos mal porque el tiempo pondrá en evidencia que no cumplimos sin que nadie recuerde los tiempos irrealizables o la imposibilidad y solo quedará que hicimos un trabajo chapuza o simplemente, que no realizamos nuestra palabra comprometida.
Al no ser capaz de decir NO por miedo o inseguridades, estaremos generando en nosotros mismos insatisfacción personal y por lo tanto infelicidad.
En algunos países donde he colaborado profesionalmente, no está en sus códigos el decir No y por ello resulta complicado trabajar. Porque los ¨Síes¨, incluso los ¨dichos con la boca pequeña¨, los entiendo como un Sí comprometido en el cumplimiento de lo que se asume y no como una escapatoria a la imposibilidad de decir un No.
Abogo por la transparencia en los negocios porque si no están claras las reglas del juego resulta muy difícil avanzar y no disfrazar las No´s es parte de esta transparencia.
Es evidente que no se puede atender a todo, que el día tiene 24 horas y nuestros recursos son limitados y por ende les tenemos que dar el mejor uso, el que esté acorde con nuestras propias necesidades y las de nuestra gente. Por supuesto, igual de malo es decir No por sistema que decir que si siempre.
Creo que el decir No razonado no está reñido con la generosidad frente a los otros y la capacidad de lucha, sino que es una cuestión de coherencia, honradez y madurez y por supuesto de autoestima. Es necesario lograr un equilibrio entre los deseos de los otros y los propios.
No debemos renunciar a nuestros objetivos vitales por el deseo de agradar y de quedar bien o por la pretensión de demostrar ser lo que no somos.
El NO sincero y argumentado implica respeto a nosotros mismos y a los otros.
Aprendamos de esta lección de grandeza que Nadal nos ha enseñado en las Olimpiadas. Al renunciar con humildad y decir No a una posibilidad que también a priori era atractiva pero que ponía en riesgo otras opciones. Posiblemente ese No es el que le permitió ganar el oro olímpico en dobles masculino.
Mi abuela, castellana refranera como yo, lo resumía muy bien cuando me decía:
Quien mucho abarca, poco aprieta.
Ana Cabezas, Directora de Conrigor SL y Directora del Master en Finanzas de IMF Business School
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Esta situación con Nadal nos muestra que la toma de decisiones no siempre es fácil y que no siempre se puede agradar a todos con la que tomemos. Lo mejor será pensar en lo más conveniente de acuerdo a nuestros habilidades, capacidades y oportunidades de éxito. Él sabía que no estaba en óptimas condiciones para dar un máximo rendimiento y además no conocía a su compañera de equipo, es más, no habían sido equipo antes…así que las posibilidades de éxito eran pocas y las de fracaso, amplias. Mejor arriesgarse a caer un poco mal pero cuidarse a sí mismo, proteger el trabajo propio y del equipo que lo acompaña.
Gracias Rebeca por tus comentarios, que razón tienes..
Pero qué dificil es para todos el renunciar, el decir no, el ser conscientes de nuestras limitaciones y no creernos Superman.
Yo lo he aprendido con la madurez, ojalá las canas me hubieran salido antes , otro gallo hubiera cantado.. Pero como más vale tarde que nunca, aún hay mucha vida por delante para poner en práctica el no respetuoso, hacia los otros y sobre todo hacia uno mismo.