En una entrada anterior, que se publicaba en este blog con el título Transformación Digital: qué es y cómo adaptarse a ella, escribíamos un párrafo final que nos va a venir a pedir de boca para arrancar éste que ahora nos ocupa:
“Si no somos capaces de poner a las personas en el epicentro de la organización, pero de verdad, no de boquilla ni de cara a la galería, no seremos capaces de conseguir esa cultura de transformación digital que necesitamos para garantizar el futuro de nuestras organizaciones en estos entornos tan cambiantes.”
Transformación Digital en las compañías
Y es que podríamos decir, y deberíamos grabarnos con letras de fuego en nuestros cerebros, que la transformación digital no va de tecnología, sino que va de personas.
Mensaje que cobra todavía más fuerza cuando leemos la última publicación de José Angel Plaza en el suplemento Retina, de El País, en la que se hace hincapié en que “hasta las compañías que sólo buscan generar el máximo valor para sus accionistas deben centrar sus estrategias en tres grupos de individuos: los consumidores, los empleados y los ciudadanos. La empresa que no lo entienda no sobrevivirá.”
En el mencionado artículo repasan la historia de IKEA, y de cómo su responsable de RRHH, Enrique Puig, se planteó que aunque la empresa iba bien y no había necesidades reales de cambio, si se mantenían sin cambios, la competencia terminaría llamando a la puerta, y empresas como AMAZON o las empresas en 3D, podrían poner en aprietos su supervivencia. Por eso, en lugar de esperar a que llegaran los problemas, y con ellos los nervios y el no pensar con frialdad, decidieron hacer dicho ejercicio desde la tranquilidad de la estabilidad de la empresa.
Durante este proceso de catarsis interna se dan cuenta que las organizaciones no pueden realizar el cambio hacia la transformación digital sin poner el foco en tres grupos de personas: los consumidores, los empleados y los ciudadanos.
De acuerdo con Julio Fernández-Sanguino, director de Good Rebels, las empresas que mejor se adapten no a una época de cambios, sino a un cambio de época, serán las denominadas Organizaciones Centradas en los Humanos (o Human Centred Organisations, en inglés).
¿Qué son las Organizaciones Centradas en los Humanos (HCO)?
Vamos a ver con más detalle que es eso de HCO y de las Organizaciones Centradas en los Humanos:
Para Good Rebels, hay tres tendencias que han propiciado el origen de las organizaciones centradas en los seres humanos o compañías HCO.
Digitalización
Las nuevas tecnologías han puesto al alcance de los individuos aplicaciones con las que pueden organizarse de manera descentralizada, no es necesario estar todos en un mismo centro de trabajo ni mucho menos estar todos trabajando en infumables jornadas de trabajo que terminan siendo de todo menos productivas.
Diseño centrado en las personas
Al mismo tiempo que el poder del usuario no para de crecer, grandes empresas tecnológicas como Google o Apple se muestran obsesionadas por ofrecer productos y servicios cuya apariencia, usabilidad y empatía con la marca pueden ser consideradas herramientas clave en la toma de decisión del consumidor.
Triple Bottom Line
Muchos economistas alaban hoy en día modelos de gestión como el denominado Triple Bottom Line (profit, people, planet), que ilustra sobre la necesidad de generar beneficio económico a los accionistas, pero siempre acompañado de la generación de valor para el planeta y la sociedad. Aquí es donde se enmarcan las estrategias de Responsabilidad Social Corporativa (RSC).
Así que la próxima vez alguien te diga que esto de la transformación digital no va con su empresa, que aquí se viene a trabajar y no a jugar con maquinitas, o que si metemos tecnología en todos los procesos acabaremos cargándonos todo el empleo… vas tú y le respondes que no, que esto no va de tecnología, que esto va de personas: saber qué quieren las personas para las que trabajamos, saber qué quieren las personas que trabajan en la organización y saber qué podemos aportar a las personas de la sociedad que nos rodea. Y el resto de cosillas, esas que pueden automatizarse y que no son necesarias para desarrollarnos como personas ni como profesionales, esas cosillas sí, mejor que las hagan las “maquinitas”.
Iñaki González Rodríguez, docente del Master Universitario Oficial en Recursos Humanos de IMF ICE
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