Hace unas semanas la compañía americana de la manzana realizó la gran presentación de productos del año, un acontecimiento anual en el cual sus directivos muestran sus armas cara a un nuevo año y esperan que estas le vuelvan a dar por un año más la supremacía del mercado. Pero, ¿esta vez ha sido así?
La conferencia o “keynote” ya empezó mal, hablando del iTunes Festival: un evento musical que bajo el nombre de uno de sus productos únicamente esconde una serie de conciertos en Londres. Tras ello presentó su programa de software para el próximo año, algo nada novedoso pero que siempre le reporta beneficios suficientes como para mantener el producto.
Dicho esto, Tim Cook (CEO de la empresa) debería haber empezado a sorprendernos… pero no fue así. Se presentó un iPhone de gama baja y una nueva versión de su último modelo. ¿Un producto low-cost ayudará a la compañía a entrar en nuevos mercado o ayudaría a alcanzar una mayor cuota donde ya domina? La respuesta es que podría si no fuera por dos razones:
a) Tradicionalmente Apple es sinónimo de calidad y de un determinado nivel económico.
b) Que los precios no son nada low-cost.
Si a esto añadimos que la nueva versión apenas deja de ser una versión mejorada, que solo trae un sistema dactilar (que pese a que queramos vender que tiene muchas utilidades a día de hoy, apenas las tiene), ¿nos demuestra la compañía que está estancada?
Algo así le pasó a Nokia. La compañía finlandesa tenía en el 2007 un 63% de la cuota de mercado de teléfonos móviles, justo antes del lanzamiento del primer iPhone. No es que Apple tenga una cuota similar, pero domina el mercado de aplicaciones y su producto siempre ha sido símbolo de calidad e innovación (además de ser la terminal a copiar o clonar). Nokia se encontraba en una situación similar, por aquel entonces ya empezó a sacar terminales de bajo coste y al dejar de innovar en el camino correcto pronto le “comieron” todo su mercado, llegando hasta casi desaparecer.
¿Puede pasarle lo mismo a Apple? Sin duda, si deja de evolucionar tecnológicamente, como se espera de ella. Si no tiene en cuenta las consideraciones de sus clientes (actuales y potenciales) y deja su nicho de mercado, podríamos volver a ver caer a la empresa. No en vano, los expertos ya esperan que este año la compañía obtenga un 12% menos de beneficios antes incluso de empezar a vender estos nuevos productos.
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