Ante la crisis que ya venimos arrastrando más de un lustro se ha hecho evidente que los precios han bajado, en mayor medida en el ámbito del consumo, no así en posiciones oligopólicas. Así que podemos observar que ciertas marcas se han apuntado al carro de las ‘rebajas’ o ‘promociones agresivas’, pero, ¿cómo afecta esa acción frente a su imagen de marca?
¿Alguien piensa que Bvlgari o Dior abrirá sus tiendas con una banderola con descuentos al estilo bazar? Creo que la inmensa mayoría de los lectores me dirán que imposible. Entonces, ¿por qué no actúan de la misma forma las PYMES? ¿U otras marcas muy asentadas en el mercado?
De una parte está claro que los precios deben estar relacionados a la sociedad y el mercado en su conjunto. Una de las piezas clave son las tendencias de los consumidores a realizar el webshopping o ROPO, o el showrooming. En este punto ha sido clave la crisis de estos últimos años. Los consumidores ya no son tan ‘alegres’ a la hora de decidirse, sino que ponen como principal escollo el mirar por su economía doméstica e intentar encontrar el mejor producto al mejor precio, o lo que se llama ‘relación calidad/precio’ o ‘chollo’ para la mayoría. Y allí han ido directas muchas de las PYMES por no bajar las ‘unidades de venta’, porque vendiendo las mismas unidades a un precio inferior el único que nota el esfuerzo es el margen. Ya no entremos a hablar del EBITDA.
La mayoría de marcas de lujo incluso han subido precios. Está claro que sus consumidores han subido sus ingresos, y así lo demuestra el informe Forbes del top 500. Pero ellos también son sensibles al precio, y estas marcas sí han realizado bien sus deberes. Quien desea que le atienda un comercial altamente cualificado y profesional en una tienda física para llevarse su bolsa con ese producto que buscaba, allí los precios han subido. Quien no tiene tiempo o desea ahorrarse unos cuantos euros, allí han abierto sus portales eCommerce con exactamente los mismos productos que sus tiendas físicas, pero a un precio menos elevado.
Ellos han sabido adaptarse a ese ‘nuevo’ consumidor, y a las futuras generaciones, la denominada Y (Millennials), son sensibles a ella, así como a la imagen de marca. No hay nada peor para una marca que tenga un imagen de calidad pero que esté fijando sus precios y vendiendo como la ‘marca blanca’, o desplomando el precio para retener el volumen de unidades, no de ventas. El mercado sólo absorbe aquello que es capaz de consumir. Así que lo único que se resiente de esta ‘guerra’ de precios es la imagen de marca, o la imagen de un negocio. Y recuperarla se hace cuesta arriba, la competencia si es hábil te habrá quitado esa porción de cuota de mercado, o para la PYMES, sus ventas y clientes.
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