Miguel Adrover nació en Calonge (Mallorca) en 1965 y podemos definirle, sin duda, como una de las figuras más interesantes de la moda española.
Hoy el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte le ha otorgado el Premio Nacional de Diseño de Moda y los medios empapelan las paredes con su nombre y sus diseños, pero, durante muchos años, fue víctima de un mercado que le trató como un juguete roto; frente al que él nunca dejó de reivindicarse.
Miguel Adrover, un artista prematuro
La historia de Miguel es una de esas que te engancha desde el primer momento. Nació en un pueblo pequeño y dejó el colegio pronto para dedicarse a la granja familiar. Nunca llegó a estudiar moda, pero desde que viajó a Londres con algo menos de 11 años, se dejó fascinar por las culturas punk y underground.
Nueva York, su casa
A principios de los 90, Miguel se trasladó a Nueva York, donde vivió muchas de las aventuras que adornan su biografía (cuenta, incluso, que estuvo 3 semanas viviendo en el Amazonas, con la única compañía de un machete).
Malvivía trabajando de limpiador de cristales, de fregasuelos y de conserje, pero, finalmente, en 1995 consigue su sueño y empieza a dedicarse a la moda, abriendo la tienda (que tiempo después sería cultura viva) Horn, donde coincidió con diseñadores consagrados como Alexander McQueen.
Directivos de medios como Vogue o The New York Times empezaron a consagrarle como diseñador de vanguardia, alabando su realismo y su capacidad de plasmar en sus colecciones la gran variedad de estilos que paseaban por las calles de la Gran Manzana.
La crítica social siempre protagonistas en sus colecciones
Miguel Adrover quiso siempre transmitir un mensaje con sus colecciones.
Desde un principio, estuvo influenciado por la moda londinense de los 80 y las pasarelas neoyorkinas de los años 90. Pero él siempre ha impregnado sus diseños con su personalidad.
Desde sus primeras colecciones en Nueva York, los diseños de Miguel hablaban de la xenofobia, el elitismo, el capitalismo, el machismo… y pretendían dar visibilidad a conflictos sociales mediante algo tan cotidiano como era la moda.
Sin embargo, fue en el año 2001 con la colección Utopía con la que logró ensalzarse como el diseñador social por antonomasia, mezclando influencias de la gran variedad de etnias, culturas y religiones que convivían en Nueva York.
La tragedia del 11-S, un vuelco para sus colecciones
Si hemos dicho que Miguel Adrover presentó su colección Utopía en el año 2001 en Nueva York, nos ha faltado decir que la fecha concreta fue el día 9 de septiembre, tan sólo dos días antes del atentado terrorista que cambiaría la historia de la humanidad.
Con unas prendas tan claramente marcadas por los diseños árabes, sus principales compradores dejaron de presumir de él y esta circunstancia marcó en su carrera un lastre definitivo que acabaría por hacerle declarar la bancarrota.
El exilio, protagonista principal de la vida de Adrover
Como mencionaba al principio, la vida de Miguel Adrover estuvo llena de aventuras y muchas de ellas sucedieron cuando peor le fue en su carrera.
Nada más desaparecer su marca, se fue a Egipto, donde se compró un caballo y ejerció de taxista durante varios años. Después volvió a su isla de nacimiento, Mallorca, donde abrió un café mientras seguía trabajando en su taller.
El reciclaje, su segundo rasgo definitivo
Gracias al empeño que puso y a su capacidad de supervivencia (de la que tanto presume), Miguel Adrover logró lanzar una colección en colaboración con la marca alemana Hess Nature, dedicada a la moda ecológica.
Llegó a decir que esta colaboración (que duró hasta 2013) estaba siendo la mejor época de su carrera y la que más sentido daba a su trabajo. Los medios volvieron a hablar de él y mostró una increíble capacidad de reinvención en la que moda, sostenibilidad e innovación iban dadas de la mano (incluso las máquinas con las que trabajaban fueron ideadas por él).
Como a todos los genios, el éxito le llegó tarde
Hoy el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte le otorga el Premio Nacional de Diseño de Moda 2018, que otros años se han llevado diseñadores de la talla de Manuel Pertegaz y Ágatha Ruiz de la Prada, poco más de un año después de anunciar su retirada.
El premio, como no podía ser de otra manera lo recibe en su Mallorca natal, y no hace más que confirmar su habilidad artística, su gran vocación social y lo importante que es para un diseñador impregnar de su filosofía todas sus obras.
Hoy la leyenda de Miguel Adrover sigue creciendo y se le reconoce, de una vez por todas, como el gran genio que es. Sólo una figura tan extravagante, polémica y virtuosa como la suya podía aunar con tanto sentido moda, ecología y crítica social.
Autor: Javier Arcones, fundador de Baboon Clothing, startup de moda sostenible.
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