La RAE define neurociencia como: “Cada una de las ciencias que, desde diversos puntos de vista, estudian el sistema nervioso del ser humano”.
La importancia del estudio del cerebro ha ido a más. Tanto es así que el Premio Nobel de medicina Eric Kandel, el Siglo XX fue el siglo de la genética y el Siglo XXI será el de las ciencias de la mente.
El cerebro humano ha sido objeto de estudio en todas las civilizaciones, y no obstante son inmensas las incógnitas sobre su anatomía y funcionamiento que aún no hemos sido capaces de desvelar.
Los primeros que estudiaron el cerebro de una forma más o menos sistemática fueron los egipcios. Muchos de sus conocimientos de la anatomía de este órgano los fueron adquiriendo al realizar sus ritos de momificación. En el “Papiro Ebers” escrito alrededor del 1500 AC encontramos el primer jeroglífico del cerebro.
Ya en la Edad Media, Galeno es el referente en los estudios de anatomía y fisiología. En el Renacimiento la investigación y experimentación suponen un gran impulso en el conocimiento anatómico del cerebro.
En el siglo XVII, el inglés Tomas Willis, fue el pionero de la neurología con sus investigaciones neuroanatómicas. Gracias a sus estudios los desórdenes cerebrales pasaron de ser un problema religioso a considerarse un trastorno médico. Todavía nos asombran las representaciones del cerebro humano que realizó, teniendo en cuenta los medios de la época.
Hasta el siglo XIX y XX abundan las descripciones del cerebro, pero no es hasta la utilización del encefalograma que podemos contemplar sus funciones bioeléctricas. Por otra parte, la imagen tridimensional permite detectar con precisión las posibles anomalías en este órgano. Así podemos estudiar con precisión el cerebro sin necesidad de que el paciente periclite previamente.
¿Existe alguna fórmula matemática que explique el funcionamiento del cerebro?
El neurólogo Karl Friston, de la University College London, cree que sí. Afirma que “el cerebro es un artilugio muy constructivo y muy activo, que intenta forjar hipótesis y explicaciones con los datos y observaciones que le llegan”.
Añade que “la idea es que necesitamos explicaciones muy precisas de lo que sucede a nuestro alrededor, pero que, al mismo tiempo, no sean demasiado complicadas,” Que cumplan el principio de parsimonia, también llamado “Navaja de Ockham”. Básicamente consiste en escribir de forma matemática aquello que el sentido común nos dice que es verdad: que nuestras ideas acerca del mundo deben explicar y proporcionar un modelo preciso y coherente de la realidad en la que estamos inmersos. Pero, a la vez, deben ser lo suficientemente simples como para permitirnos hacer generalizaciones”.
La Sociedad Española de Neurociencia (SENC) indica la revolución de este campo ya que en la Neurociencia moderna convergen varias tradiciones científicas:la Embriología, la Fisiología, la Bioquímica, la Psicología, la Farmacología, la Neurología y la Anatomía. Así como la suma de otras disciplinas científicas más modernas, como la Bioingeniería o las ciencias de la Computación que se han unido a este reto. La interdisciplinariedad hace atractiva a la Neurociencia.
Sonsoles Garrido, tutora del Master en Neuropsicología de IMF Business School
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Sonsoles Garrido Porras
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