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El estrés térmico: los riesgos del calor

CalorSon innegables las ganas con las que todos esperamos la llegada del verano y de esas condiciones climáticas tan atractivas para pasear por la calle y pasar las vacaciones. Pero también cometemos el error de relajarnos demasiado y olvidar los efectos nocivos del exceso de calor: nos referimos al estrés térmico.

El estrés térmico es un malestar que podemos experimentar cuando la permanencia en un ambiente excesivamente caluroso exige esfuerzos desmesurados a los mecanismos de los que dispone nuestro organismo para mantener la temperatura interna en 37º C. Es decir, se produce por la carga de calor que recibimos y acumulamos en nuestro cuerpo y que resulta de nuestra interacción con el espacio ambiental en el que nos encontramos, la ropa que llevamos y la actividad física que realizamos. Como la intensidad del estrés térmico y la gravedad de sus efectos dependen de estos tres factores, es en el trabajo donde puede producirse mayor estrés por la acción del calor, especialmente en lugares cerrados de mala climatización y ventilación (como en fábricas, laboratorios y minas) y en trabajos al aire libre (como en la construcción, la agricultura y los relacionados con algunos servicios públicos, como la limpieza).

Al trabajar en condiciones de estrés térmico, el cuerpo del individuo se altera y aumenta la probabilidad de que se produzca un accidente en el trabajo, puede agravar dolencias previas y producir diversas  enfermedades relacionadas con el calor: agotamiento, calambres, deshidratación, pérdida de conocimiento a diferentes niveles y erupciones cutáneas.

Muchas veces las causas del estrés térmico son fácilmente reconocibles y evitables, pero en otras circunstancias el estrés térmico por calor puede pasar inadvertido y producir graves daños a los trabajadores. Es por ello que los especialistas aconsejan a los empresarios informar y formar a los trabajadores sobre los riesgos que entraña el calor, cuidar la aclimatación, ventilación y temperatura del espacio de trabajo, facilitar la hidratación de los trabajadores, fomentar el uso de prendas que eviten la acumulación de calor, adaptar el ritmo y los horarios de trabajo y establecer pausas durante la jornada cuando se traten de puestos de mucha actividad física. Así mismo, el trabajador tiene el deber de utilizar estos recursos de los que dispone para evitar el estrés térmico y el derecho a informar a los responsables de las posibles carencias en estos recursos.

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Los casos de ansiedad y estrés por causa del calor son muy habituales en nuestro país, donde las olas de calor son muy frecuentes a lo largo del verano. Por estas razones, trabajadores y empresarios no pueden ignorar este problema y los riesgos que implica.

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