Cuando hablamos de estrés debemos saber que existen distintos tipos de estrés:
EUSTRESS o estrés positivo: necesario en nuestra vida cotidiana y que ejerce una función de protección del organismo. Gracias a él podemos progresar en todos los sentidos.
DISTRESS o estrés negativo: se produce por una excesiva reacción al estrés, que se manifiesta en una demanda muy intensa o prolongada de actividad. Puede afectarnos física y psicológicamente por el exceso de energía que se produce y no se consume.
Coloquialmente, cuando hablamos de estrés nos referimos a este tipo de estrés y yo no seré una excepción.
Aunque sobre la definición del estrés han existido esencialmente tres enfoques (fisiológico, “ingenieril” y psicológico), cada uno con su carga asociada de conceptos, métodos y teorías, desde una perspectiva integradora, el estrés se podría definir como la “respuesta fisiológica, psicológica y de comportamiento de un individuo que intenta adaptarse y ajustarse a presiones internas y externas”.
Según Mc Grath, el estrés es un desequilibrio sustancial (percibido) entre la demanda y la capacidad de respuesta del individuo bajo condiciones en las que el fracaso ante esta demanda posee importantes consecuencias (percibidas). Así, se producirá estrés cuando el individuo percibe que las demandas del entorno superan a sus capacidades para afrontarlas y, además, valora esta situación como amenazante para su situación.
De la misma manera, el Comité Consultivo de Seguridad e Higiene y Protección de la Salud en el lugar de trabajo define el estrés en el trabajo como “la reacción emocional y psicofisiológica ante los aspectos desagradables y nocivos de la tarea, del entorno laboral y de la organización del trabajo”.
En el mundo laboral los factores de estrés presentes en situación de trabajo se pueden clasificar en tres grandes grupos:
1. Estresores del ambiente físico, como ruido, vibraciones, iluminación, temperatura, toxicidad y disponibilidad y disposición del espacio físico.
2. Estresores de la tarea. Algunas personas se sienten cómodas al realizar una tarea sencilla y rutinaria, mientras que otras prefieren llevar a cabo tareas más complejas y enriquecedoras. Los principales estresores de la tarea son la inadecuada carga mental de trabajo y el control sobre la tarea.
3. Estresores organizacionales. La combinación de lo que espera el trabajador y la realidad de lo que le exige la organización dan como resultado un conjunto de fuerzas que se denominan conflictos de rol. La presencia de una situación conflictiva constituye un estresor importante y es evidente que muchas veces los roles conflictivos, sobre todo los objetivos, resultan de prácticas disfuncionales de la organización, teniendo como efecto inmediato una baja en el logro de los objetivos de la organización y una disminución de la satisfacción del trabajo. Además, otros hechos inherentes a la vida organizacional, como la jornada de trabajo y los tiempos de descanso, las relaciones interpersonales, las dificultades de comunicación y las posibilidades de promoción, pueden ser fuentes de estrés.
Debemos saber que los efectos de la exposición a los factores de estrés, dependen de la intensidad, duración y repetición de la exposición pero también de la forma en que el trabajador expuesto considera dichos factores, de su flexibilidad, de sus recursos para hacer frente a la situación y del acceso al apoyo social y la utilización que de él realiza.
Para ayudar a prevenir el estrés, IMF propone un curso de estrés laboral con pautas básicas de prevención y actuación contra esta patología, además recomendamos unas Notas Técnicas del INSHT.
NTP 349: Prevención del estrés: intervención sobre el individuo
NTP 438: Prevención del estrés: intervención sobre la organización
NTP 439: El apoyo social
¡Que os sirvan de ayuda!
Belen Arcones
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