El pasado 5 de octubre se celebró el Día Mundial de los Docentes y no quería dejar pasar la semana sin hablar del merecido homenaje que se rinde a esta profesión. Éste año el lema fue “Empoderar al profesorado para construir sociedades sostenibles”; para comprender el significado en toda su totalidad, es imprescindible operacionalizar el concepto “empoderar”.
¿Qué entendemos entonces por empoderamiento?
Este término hace referencia a la capacidad de dotar al docente de las herramientas necesarias para que éstos hagan su labor correctamente. Este hecho implica distintos elementos: retribuciones justas, formación adecuada, motivación y que se sientan respaldados por el sistema educativo de cada gobierno.
Para cumplir el objetivo de una educación primaria universal será necesaria la contratación de nuevo profesorado. Según el Instituto de estadística de la UNESCO, para poder alcanzar el objetivo hasta 2020 sería imprescindible la contratación de 12, 6 millones de maestros de primaria.
Las campañas llevadas a cabo en 2015 se han enfocado a promover la igualdad de género entre el personal docente. Es importante incidir en cuestión de igualdad, pues mundialmente, el número de varones profesores tanto como el de alumnos es mayor que el de mujeres; por tanto, tenemos que aunar esfuerzos para alcanzar una distribución equitativa en el empleo y dentro de las aulas. Todo esto es vital para poder educar en calidad y hacia unas sociedades sostenibles.
La labor docente premiada a escala internacional
El trabajo desempeñado por el docente en las aulas es esencial para el proceso de socialización de los alumnos, que les acabará marcando para el resto de sus vidas, es por ello que esta maravillosa profesión debe ser reconocida a nivel mundial.
Una iniciativa reciente que tiene como objetivo premiar la labor del docente, es el Global Teacher Prize o también conocido como el Premio Nobel de la profesión, que consiste nada más y nada menos que en la cuantiosa suma de 1 millón de dólares por cortesía de Varkey Foundation, entidad que vela por un acceso digno a la educación y por potenciar las capacidades de los maestros y conseguir que bailen al mismo son que los sistemas educativos; este galardón se otorga a un profesor que haya dejado huella con sus contribuciones en una comunidad a lo largo de su trayectoria profesional. Es definitiva, maestros que desafían los métodos tradicionales pero que obtienen resultados brillantes en el proceso de aprendizaje de sus alumnos.
Para conceder el premio, la Academia que está formada por profesionales de la educación, de la comunicación, de la Administración pública, gerentes de empresas y de industrias tecnológicas, fundamentan su decisión en unos criterios previos, como son el poseer reconocimientos anteriores por parte del centro educativo o alumnos, el haber introducido técnicas novedosas de enseñanza o el haber garantizado una educación basada en valores. ¿Quién puede ser premiado? Aquí viene lo bueno, cualquier maestro que esté ejerciendo en la enseñanza de niños en escolaridad obligatoria, sin importar edad, tipo de escuela, ni pertenencia a ningún país.
Iniciativas como esta, dotan de un valor significativo a la educación y al trabajo del docente en las aulas y por tanto ponen de manifiesto lo determinado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible capitaneados por Naciones Unidas.
Blanca Ros, tutora del Área de Desarrollo Sostenible de IMF
