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La Eficiencia y el Desarrollo Sostenible como herramientas para el Bienestar Social

Hoy en día es común oír hablar del término eficiencia, su significado y sus implicaciones. Este concepto plantea la necesidad de utilizar la menor cantidad de recursos posibles para alcanzar los objetivos deseados. Muchas personas suelen relacionar este término con el cumplimiento de tareas y labores en el menor tiempo posible y de la mejor manera; sin embargo, desde un punto de vista más amplio este se refiere también a una forma de vida y a una forma de actuar ante el medio ambiente.

desarrollo sostenibleHace ya varias décadas que diversos estudios han determinado que si las personas siguen viviendo de la forma que lo están haciendo y creciendo en número como está sucediendo, los recursos existentes en el planeta no serán suficientes para cubrir las necesidades de la población. A raíz de esto surge otro concepto, el de Desarrollo Sostenible, donde se plantea “la posibilidad de satisfacer las necesidades de la sociedad actual sin comprometer los recursos y las posibilidades para las generaciones futuras” (Comisión Brundlandt, 1990).

Ahora bien ¿Qué quiere decir esto?

Desde la era de la revolución industrial, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y específicamente de dióxido de carbono (CO2) se han incrementado debido a la acción de hombre y al llamado desarrollo de los países (entre otras cosas, por el surgimiento de gran cantidad de industrias, el uso intensivo del petróleo y el carbón como combustible para la generación de energía y del incremento del consumismo como base del modelo económico). Esto ha traído consigo la retención de gran parte del calor emitido por el Sol hacia la Tierra, y por ende, el aumento de la temperatura media del planeta. Desde 1990, es posible decir que la misma ha aumentado 0.85ºC.

Actualmente Estados Unidos y China son los responsables de 45% de las emisiones del planeta, y Europa, también es causante de un alto porcentaje. Ante esto:

  • La Unión Europea fijó su porcentaje de disminución de emisiones de CO2, siguió en solitario impulsando la lucha de los países desarrollados contra el cambio climático y ha ratificado en los últimos meses, su participación en el Protocolo de Kioto y la necesidad de que para 2050, las emisiones de CO2 sean un 50% inferiores que en 1990.
  • Estados Unidos, en el mes de noviembre en un pacto con China, se comprometió a disminuir sus emisiones en un 28% para el 2025, a pesar de que en 1997 no ratificó su participación en el Protocolo de Kioto.
  • China por su parte se comprometió a no aumentar las suyas a partir de 2030 aunque por ser un país en vías de desarrollo, se planteaba que las emisiones acumuladas en la atmósfera no eran por su culpa.

eficiencia energética

Para lograr disminuir las emisiones de CO2 a la atmósfera podría parecer que la medida más importante es cambiar el tipo de energía pasando de unas basadas en combustibles fósiles a unas renovables. Pero siendo este importante, la clave estará en que las naciones deberán promover la eficiencia como una característica fundamental en las industrias, empresas y hogares; siendo ésta respaldada por el desarrollo de tecnologías que están permitiendo un mejor aprovechamiento de los recursos. Así, es indudable que una empresa debe tener luces, pero las mismas pueden ser LED en vez de convencionales o de bajo consumo y reducir así su consumo aumentando al tiempo la duración de dichas lámparas; también deben tener ordenadores, pero pueden estar configurados para el ahorro de energía o incluso ser luego enviados a reutilización.

Además de la industrialización, las acciones individuales y la forma de vida han traído severas consecuencias al planeta. La necesidad de utilizar un coche para moverse unas pocas manzanas, la utilización de envases y elementos desechables en vez de reutilizar lo disponible, el  incremento del consumo de alimentos industrializados y envasados que vienen de miles de kilómetros de distancia, la necesidad de adquirir el último modelo de móvil solo por estar a la moda y no porque lo necesitemos, además del desperdicio de energía producido cada vez que un equipo eléctrico o electrónico permanece encendido innecesariamente, son solo algunas de las acciones que se llevan a cabo día a día y que van generando, innecesariamente, la emisión de GEI a la atmósfera.

Pero ¿Qué puede hacer una persona?

energías renovables

Para ser eficiente no es necesario vivir peor, la respuesta está en aprovechar y no malgastar los recursos para hacer las cosas. Es necesario valerse, entre otras cosas, de la educación, la innovación y el desarrollo para hacer que los hogares sean más eficientes: un lugar donde no se malgaste el agua, la energía, y donde sean reutilizados los recursos.

Algunos ejemplos de las acciones específicas que se pueden realizar son:

  • Utilizar equipos electrónicos con eficiencia A+++.
  • Sustituir bombillas convencionales a medida que se fundan por LED.
  • Programar la calefacción y aire acondicionado y adecuar la vestimenta a la época del año.
  • Consumir productos con poco envase o a granel. Y reciclar los envases.
  • Reparar los aparatos que se estropeen.
  • Disminuir el uso del coche y utilizar transporte público, bicicletas, o simplemente caminar.
  • Confirmar que no existan fugas de agua en grifos e inodoros.
  • Etc…

Pequeñas acciones se convierten en grandes cuando una sociedad colabora y cuando se comienza a promover la eficiencia y el desarrollo sostenible como una forma de vida.

 Por Álvaro Rodríguez

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Una respuesta

  • Buenos días, estoy de acuerdo con lo que escribes. Las culturas evolucionan a lo largo de los siglos, si bien es verdad que lo hacen de forma más lenta de lo que nos gustaría, salvo excepciones históricas. El desarrollo sostenible es un concepto que va calando en nuestra sociedad globalizada cada vez con mayor intensidad.
    Pienso que este concepto toma cada día más fuerza gracias a la conjunción de varios elementos: Por un lado la responsabilidad personal del individuo con la sociedad, en la medida en que tomamos conciencia de que la multitud de microactuaciones que realizamos en nuestra vida cotidiana (tanto personal como profesional) inciden directamente en nuestro bienestar y en la sostenibilidad de éste, vamos reduciendo nuestros impactos negativos; y por otro la responsabilidad social fruto de todas las actuaciones anteriores junto con la concienciación por parte de las empresas y resto de instituciones y organismos que ven como el fomento de microactuaciones orientadas a este objetivo redundan directamente en una mayor visibilidad de las mismas y, por ende, en sus cuentas de resultados (ahora triples cuentas: económica, social y ambiental).

    Si, finalmente, añadimos, el concepto, cada día más comprendido, que «los recursos son escasos y susceptibles de usos alternativos», es decir lo que empleamos en un uso, deja de emplearse en otro, tomamos conciencia del concepto de eficiencia, tenemos que satisfacer nuestras necesidades con el menor uso posible de recursos.

    En el gran avance que nuestra cultura está logrando, para afianzar estos conceptos y viralizarlos, se debe, en gran medida, al impulso de las nuevas tecnologías, y dentro de estas las de la comunicación, a casi todo podemos acceder y lo que es más importante, todo lo podemos compartir y opinar.

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