Desde la Universidad de la Columbia Británica, hace más de dos décadas, Mathis Wackernagel y William Rees introdujeron el concepto de Huella Ecológica. Se entiende como una herramienta que permite contabilizar recursos de forma que todos sepamos la cantidad de los mismos que utilizamos y la realidad de lo que deberíamos utilizar. La Tierra proporciona una multitud de recursos naturales pero se acaban; por ello se debe tomar conciencia de la forma en la que se vive. Este instrumento utilizado a nivel mundial es capaz de medir el área terrestre y marina del que puede disponer una población para subsistir incluyendo los residuos que se pueden absorber.
Este problema atañe a toda la humanidad. Se ha convertido en un problema de ámbito social. Los recursos naturales son limitados y esto se entiende como una potente fuente de preocupación para las generaciones futuras. En muchas ocasiones la figura del “Forced-Rider” se apodera de la sociedad y para evitarlo se debe apostar por un beneficio común para todos los habitantes de la Tierra: salvar el planeta, convirtiéndose esto en una prioridad. Se conocen datos de extrema gravedad, como que la Tierra tarda un año y cinco meses en regenerar lo que se utiliza durante un periodo de un año.
Cada vez son más los gobiernos y empresas que se preocupan por realizar balances ecológicos anuales con el objetivo de tener en cuenta el déficit ecológico de sus países y de esta forma poder rastrear el consumo de recursos, incluyéndolo en la Agenda y transformándolo en un problema que deriva en ocasiones en una política pública en forma de posible solución. Este indicador de sostenibilidad ofrece la posibilidad de conocer datos concretos y por tanto, que se tomen y ejecuten decisiones sobre las fuentes de recursos del país. Si se analiza el caso español, es posible rastrear la demanda de la Huella Ecológica por persona y su biocapacidad desde 1960, esta última va a presentar variaciones dependiendo del ecosistema.
Tanto el consumo como la eficiencia productiva son variables que pueden producir cambios en la huella. Para promover el conocimiento de este concepto, se ha creado una iniciativa, el “Día del Exceso de la Tierra”, que representa un marcador anual del momento en el que se empieza a vivir por encima de nuestros recursos.
En conclusión cabe decir, que es esencial que cada uno tome conciencia y viva de forma responsable con el medio ambiente para garantizar el bienestar futuro, se puede empezar por calcular la Huella Ecológica individual.
Por Blanca Ros
Directora de Área de Desarrollo Sostenible de IMF y politóloga por la Universidad de Valencia. Compatibiliza la coordinación de los Máster en Desarrollo Sostenible con mi labor en Club UNESCO para la Protección del Patrimonio Inmaterial, dentro de la Cátedra Internacional Unesco Creat-Inn-Pact, que es donde se gesta la idea de formar a líderes en el Desarrollo Sostenible, por el que apuesta Naciones Unidas en la nueva agenda 2015-2030.
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