La corrupción, un fenómeno insostenible

El término corrupción posee diferentes significados además de la multitud de filósofos, politólogos o investigadores que se atreven a hacer de ella una definición; en términos generales, todos somos capaces de decir lo que significa este concepto: la corrupción es el fenómeno por medio del cual un particular es impulsado a actuar de modo distinto a los estándares normativos del sistema, para favorecer sus intereses particulares a cambio de una recompensa, es decir, aquel que se rige por comportamientos ilegales. Hablamos de un fenómeno que ha invadido los regímenes democráticos de países capitalistas avanzados y que quienes lo llevan a cabo nunca serán personas reformadoras.

En los procesos de modernización, existe una disfunción entre normas jurídicas y las necesidades de la práctica social innovadora; aunque parezca mentira, la corrupción aparece como un remedio contra el exceso de burocracia, pero que quede claro: todo aquel que forme parte de un acto corruptivo evidentemente no estará muy interesado en modificar el sistema normativo.

Pero, la clave de la corrupción, no sólo reside en hablar de ella, sino en plantear soluciones sostenibles y lo que es más importante, hacerlas tangibles. Por ello mediante este artículo, vamos a realizar un breve análisis de factores que atienden a patrones generales y que pueden incidir en su desaparición o que por el contrario pueden fomentarla.

Causas que fomentan o no el fenómeno corruptivo

Los países con mayor implantación de las Nuevas Gestiones Públicas presentan menores niveles de corrupción. No se puede asegurar al cien por cien, que si un país implanta NGP no va a haber corrupción, pero el porcentaje de ausencia es bastante alto en los países que las desarrollan.

Las causas corruptivas en cuanto a factores institucionales, acaban derivando en factores políticos, como puede ser la concentración de poder en unas mismas manos. El tamaño de la organización también es importante analizarlo ya que existe una premisa que anuncia que a mayor tamaño de la organización, menor nivel de corrupción.

El determinismo necesario para erradicar la corrupción del sistema democrático, tiene mucho que ver con una posible restricción de la función de control del Estado y de su Administración; el sistema administrativo debe ser rígido e íntegro en todos los Estados, pero la arbitrariedad en la que se desliza puede ser en numerosas ocasiones una forma corruptiva. En un sistema democrático y representativo resulta difícil creer, que haya tantas lagunas fiscales en cuanto a la corrupción me refiero. El procedimiento administrativo, tiene  importantes errores debido al mal contacto que existe entre las distintas organizaciones que lo componen y esto hace mella en el pueblo, siendo realmente los ciudadanos los que sufren y padecen las desavenencias del sistema.

La corrupción ha estado muchos años totalmente integrada en el régimen democrático y ha pasado por ser un fenómeno habitual en la sociedad española camuflada en una doble moralidad y falta total de ética persona y profesional. Pero lo sucedido recientemente en la Comunidad Valenciana o todos los procedimientos administrativos iniciados en multitud de Comunidades Autónomas contra cargos públicos, demuestra que la regeneración del sistema es posible; para ello se debe seguir regulando la corrupción y combatiendo de alguna forma la deslealtad de aquellos a los que les hemos otorgado el poder de representarnos, el bastón de mando y que han aprovechado la coyuntura y su posición para beneficiarse a costa de todos.

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Blanca Ros, Tutora en el Máster de Desarrollo Sostenible de IMF Business SchoolBlanca Ros, tutora del Área de Desarrollo Sostenible de IMF Business School

@BlancaRosR