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Cómo está afectando el coronavirus al consumo y generación de energía

La situación de pandemia que estamos viviendo en el mundo causante de la COVID 19 producida por el coronavirus SARS-CoV-2 no deja indiferente al sector energético, el cual también está siendo afectado de la manera en la que se analiza en el presente artículo. Te explicaré cómo está afectando al consumo y la generación de energía.

Desde inicios del año 2020 se han tenido que tomar una serie de medidas sanitarias y sociales inéditas en la historia moderna de cualquier país, lo que ha tenido importantes repercusiones económicas en todos los sectores económicos.

Los sistemas productivos han quedado prácticamente paralizados por los confinamientos obligados de la población. Tanto la demanda como la oferta de bienes y servicios se han reducido de manera drástica, con las tan lamentables consecuencias sobre el aumento del desempleo.

Actividad económica

La recuperación económica, dependiendo del estado de la economía de cada país, puede ser más rápida o más lenta, pero lo que sí que es cierto es que con la situación sanitaria actual en la que ya se está hablando desde hace semanas en los principales países de las economías más avanzadas del hemisferio Norte de una segunda ola de la enfermedad, las inversiones previstas quedan algo aletargadas.

No obstante, desde la Agencia Internacional de la Energía (IEA) ya se ha afirmado que se estima que se recuperará a partir de 2021, en mayor medida en el sector de las energías renovables.

Desde el punto de vista del consumo energético, la paralización de la economía trajo consigo de manera global unos descensos de los niveles de consumo de energía primaria, provocando, pro ejemplo, unas caídas en la demanda de petróleo nunca vistas y registrándose unos valores mínimos históricos en la cotización del barril.

Es evidente que derivado de las consecuencias de los confinamientos se han producido de manera extraordinaria cambios en la demanda de energía, ya que sectores como el industrial, el del transporte o el comercial han visto mermados sus valores, a favor del residencial, motivado por el teletrabajo o la utilización más intensiva de equipos consumidores de energía al estar más tiempo en los hogares.

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Inversiones en el sector energético

Recientemente se ha publicado por parte de la IEA el estudio World Energy Investment 2020” en donde se analizan periódicamente las inversiones en el sector energético. En él se indica que las empresas están estudiando las estrategias a seguir, evaluando los riesgos asociados a las mismas ante las incertidumbres económico-financieras que se tienen en la actualidad.

En el informe se recoge que la situación actual de pandemia que sufre el mundo tiene un efecto directo sobre las inversiones en materia de energía por dos razones principalmente. La primera de ellas se debe a la reducción de ingresos consecuencia de una menor demanda, por lo que industrias como la de la extracción de petróleo está sufriendo de manera importante. La segunda razón es que se ha producido una interrupción de la inversión consecuencia de las restricciones a la libertad de movimientos de personas.

Como el sector de las energías renovables requiere de un menor trasiego de personas y mercancías, los costes de operación y mantenimiento son sensiblemente menores a los de las fuentes convencionales, de ahí que se espera que la participación de las energías renovables se incremente de manera importante. 

Lo que es probable que suceda es una reconfiguración de las inversiones en el sector energético, principalmente hacia la energía solar fotovoltaica y la eólica, debido a lo dicho anteriormente y a que sus ratios de inversión y retorno son de los más bajos de las tecnologías renovables. Asimismo, se prevén fuertes avances en inversión en materia de eficiencia energética y en la producción de hidrógeno verdes.

Situación de España

En cuanto a la demanda de energía, según datos del Ministerio y de las principales asociaciones del sector, a pesar de la reducción de la demanda de electricidad (que cayó en los meses de marzo a junio una media del 12,7%, aunque no igual en todos los sectores, ya que el consumo residencial tuvo un ligero repunte del 4%, por cuestiones obvias), la incorporación de las renovables en el mix de generación eléctrica se consolidaba, abaratando también el precio de la misma.

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El consumo de gas natural también sufrió una reducción media del 15,5% en el mismo período anterior, mientras que la demanda de gasolina sufrió una drástica caída de un 60%, el de gasóleo A un 43% y el de queroseno un 88%.

Por lo que se refiere a las ejecuciones de proyectos, durante los meses de confinamiento la paralización de la actividad económica trajo consigo retrasos también en los avances en la construcción de instalaciones de generación eléctrica renovable, principalmente de energía solar fotovoltaica.

Ventajas colaterales

La pandemia trae consigo graves problemas de diferente índole, tal y como se ha comentado, pero por intentar extraer un haz de esperanza y un hilo de positividad en todo esto es que se ha demostrado que se puede conseguir una reducción importante de los niveles de gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera derivadas de la actividad antropogénica, y bien es cierto, que el resultado no ha sido de manera voluntaria, sino que la situación nos ha obligado a ello.

Es por ello por lo que si se toma verdadera conciencia del problema del cambio climático sobre nuestras generaciones presentes y futuras, y se establecen objetivos plausibles, el nivel de emisiones a la atmósfera se puede reducir sin que se tenga que producir una paralización económica como la vivida, sino con instrumentos basados en energías renovables, eficiencia energética, captura y almacenamiento de dióxido de carbono, producción de hidrógeno verde, etc., que son precisamente de los que se lleva hablando de un tiempo para adelante.

Futuro próximo

A día de hoy se desconoce la evolución de la pandemia, principalmente porque no se tiene certeza de la disposición a la mayor parte de la población de la tan ansiada vacuna, por lo que vislumbrar cómo será el futuro próximo es un tanto complicado. No obstante indicar que el sector energético es tan esencial en el devenir económico de cualquier país, por lo que la demanda energética está asegurada, otra cosa muy distinta es el grado en que ésta se produzca.

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A nivel global al ser tan incierta la recuperación económica una vez que los sistemas productivos comiencen nuevamente a funcionar a pleno rendimiento, es muy probable que la evolución de la infraestructura energética asociada a fuentes convencionales cambie a favor de las tecnologías renovables, en donde no es necesario realizar operaciones asociadas a la cadena de suministro de recursos convencionales (extracción, transporte, etc.), y que en la actualidad éstas sufren mucha incertidumbre

Las principales economías de la zona euro han pedido que la reconstrucción de sus economías se centre en la lucha contra el cambio climático, y que se vertebre sobre una serie de pilares básicos entre los que se encuentra la inversión en energías renovables, el apoyo a la modernización de la industria con sistemas más eficientes, la mejora del transporte público y privado, y una edificación más eficiente desde el punto de vista energético.

Conclusiones

Al sector energético, la COVID-19 también ha provocado un fuerte reajuste, del cual todavía no se sabe con certeza las consecuencias futuras. No obstante, se trata de una posibilidad para la producción de energía de manera respetuosa sobre el medio ambiente.

La baja demanda de recursos energéticos ha provocado el cierre de capacidad productiva de instalaciones con baja eficiencia (tal es el caso de refinerías, centrales de carbón, etc.). No obstante hay que evitar también caer en el error de establecer políticas incentivadoras de la actividad económica que no persiga sistemas energéticos resistentes, fiables y respetuosos del medio ambiente. De momento los indicios son positivos, esperemos que los resultados sean más.

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Al sector energético, el coronavirus ha provocado un fuerte reajuste, del cual todavía no se sabe con certeza las consecuencias futuras.