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La necesaria reducción de las emisiones a la atmósfera

Uno de los principales problemas a los que se viene enfrentando la humanidad es a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, sobre todo por las consecuencias tan dramáticas que aquéllos ocasionan.

Gases de efecto invernadero

Tal y como se recogen por parte del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), se entiende por “gas de efecto invernadero” (GEI), el “componente gaseoso de la atmósfera, natural o antropógeno, que absorbe y emite radiación en determinadas longitudes de onda del espectro de radiación terrestre emitida por la superficie de la Tierra, por la propia atmósfera y por las nubes. Esta propiedad ocasiona el efecto invernadero.”.

Los GEI se pueden clasificar en dos grupos, los “primarios”, pudiendo ser producidos de manera natural sin la necesidad de la intervención humana, como el vapor de agua, el dióxido de carbono (CO2), el óxido nitroso (N2O), el metano (CH4) y el ozono, aunque existen otros, los que se encuentran en el grupo de los “antropógenos”, derivados únicamente de la actividad humana, como son los halocarbonados u otras sustancias que contengan cloro y bromo.

No obstante, en el Protocolo de Kyoto se recogieron seis GEI, entre los que se encuentran el CO2, el N2O y el CH4, así como el hexafluoruro de azufre (SF6), los hidrofluorocarbonos (HFC) y los perfluorocarbonos (PFC).

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El dióxido de carbono

Se trata del principal GEI, de ahí que se viene utilizando como la referencia en materia de emisiones del resto de ellos.

El cálculo de las emisiones de dióxido de carbono equivalente se lleva a cabo multiplicando las emisiones de cada GEI por el potencial de calentamiento global, siendo definido éste como el “forzamiento radiativo obtenido de los impulsos de emisión en la atmósfera actual, de una unidad de masa de cierto gas de efecto invernadero, integrado a lo largo de un plazo de tiempo dado, en comparación con el causado por el dióxido de carbono.”.

Acuerdo de París

El Acuerdo al que se llegó a finales de 2015 en la capital francesa, conocido como “Acuerdo de París”, tiene por objeto reforzar la respuesta mundial a la amenaza del cambio climático, y entre otras cuestiones, se debe “aumentar la capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio climático y promover la resiliciencia al clima y un desarrollo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero”.

Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2

El pasado 28 de enero se celebró el Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2. También se le conoce como el Día Mundial de la Acción frente al Calentamiento Terrestre.

Se trata de una efemérides señalada por parte de la ONU como día clave para tomar conciencia por parte de la ciudadanía de la importancia de limitar las emisiones de dicho gas de efecto invernadero a la atmósfera y la repercusión que éste tiene.

Para conseguir parar el incremento que se tiene de las emisiones de GEI a la atmósfera se tienen que llevar a cabo políticas que favorezcan la limitación de dichos gases, entre las que se encuentran las siguientes:

  • Desarrollo de las energías renovables en el sector de la producción eléctrica, térmica y en el transporte.
  • Mejora de la eficiencia energética en sectores como el agrario, industrial, servicios y residencial.
  • Evitar la deforestación debido a una mala gestión de las masas arbóreas.
  • Mejora de las prácticas culturales en el sector agrario.
  • Desarrollo de políticas basadas en la economía circular.
  • Incremento de la educación ambiental en las primeras etapas de la formación básica.
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Objetivo de Desarrollo Sostenible

Dentro del grupo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) definió como “Objetivos Mundiales”, se encuentra el número 7 relativo a la energía asequible y no contaminante.

Sirva como referencia la importancia que se tiene que dar a este objetivo, ya que la energía representa el 60% del total de las emisiones mundiales de GEI, de ahí que las energías renovables y la eficiencia energética tengan un papel tan destacado.

Consecuencias para la salud

Recientemente se han hecho públicos unos estudios realizados por la Universidad de Yale (Estados Unidos) y la Universidad de Pekín (China), que demuestran que la exposición prolongada a la contaminación puede provocar reducción de la capacidad cognitiva, en las habilidades intelectuales y en la memoria.

Puede provocar también el avance de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, Parkinson, esclerosis lateral amiotrófica (ELA), esclerosis múltiple, etc.

Esto se debe a que los contaminantes que respiramos dañan de manera directa nuestro cerebro, por lo que hay que tomar conciencia de la importancia que tiene sobre la salud humana.

Enlaces de interés:

Acuerdo de París: https://unfccc.int/files/essential_background/convention/application/pdf/spanish_paris_agreement.pdf

Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo: https://www.undp.org/content/undp/es/home/sustainable-development-goals.html

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