Las temporadas de invierno y verano implican directamente un incremento en la factura energética, ya que son los meses en los que más se usan los radiadores o el aire acondicionado.
Hemos podido apreciar que existen algunas ideas preconcebidas, alejadas de la eficiencia energética y poco adecuadas sobre las temperaturas ideales en una vivienda en invierno y en verano. Muchas personas con las que hemos trabajado pensaban que el aire acondicionado se ponía a 18ºC y que para estar bien en invierno en casa había que poner la calefacción a 24ºC. El resultado es que mucha gente se resfría en verano y hay quien va en camiseta por casa en invierno.
Realmente si se interiorizan las temperaturas adecuadas en cada época del año, habrá muchas ocasiones en que no necesitemos de apoyo de aparatos térmicos. Pero, no obstante, es cierto que hay momentos en que el calor o el frío exteriores son tan fuertes que a pesar de las medidas descritas, será necesario encenderlos y usarlos. Es en esos momentos en los que hay que usarlos con moderación y en su justa medida.
Un uso adecuado de estos medios produce un ahorro considerable. Así, es necesario saber que en verano, la temperatura ideal para el uso del aire acondicionado es como mínimo de 26o C, mientras que en invierno, la calefacción debe ser usada en 20oC o 21oC como máximo. Tengamos en cuenta que cada grado de diferencia en calor o en frío aumenta el consumo un 8%.
Pero una vez acordadas las temperaturas ideales a alcanzar el siguiente paso ha de ser llevar a cabo acciones que permitan optimizar el uso de los sistemas. Así, la mayor parte de las viviendas cuentan con un termostato en el salón que ordena a qué temperatura tiene que estar toda la casa. Pero no toda la casa tiene que estar a la misma temperatura a todas horas. Así, por ejemplo, durante el día, la calefacción en los dormitorios no es necesaria mientras que durante la noche carece de lógica que calentemos la cocina o el salón. El problema es que un razonamiento tan sencillo no se suele aplicar y en consecuencia se lleva a cabo un uso muy poco eficiente de la energía calentando habitaciones en las que no hay nadie durante muchas horas.
Pero afortunadamente hoy contamos con instrumentos que pueden de forma sencilla y no muy cara complementar el sistema de radiadores. Así, si dotamos a estos radiadores con cabezales termostáticos programables que abran y cierren cada radiador en función de la temperatura de esa habitación y teniendo en cuenta la programación, se puede lograr ahorros superiores al 40%. Como en gran parte de los tramos horarios hay una gran cantidad de radiadores que permanecen cerrados hacemos que el circuito de calefacción sea más pequeño. Al reducir el tamaño del circuito de calefacción dependiendo de las necesidades el gasto de la caldera se reducirá en la misma proporción.
Con esto, no solo disminuirá el consumo energético y por consiguiente será posible ahorrar dinero, sino que también será posible asegurar el confort de cada una de las personas en las diversas habitaciones.
Así, es muy habitual que en las viviendas haya una habitación mal aislada que nunca logra llegar a la temperatura deseada a no ser que el termostato del salón se ponga a 26º. Si se independizan los radiadores con una válvula termostática independiente en cada uno se puede hacer que el radiador de esa habitación menos eficiente siga funcionando para llegar a la temperatura deseada mientras que los del resto de la casa se van desconectando del circuito a medida que alcanzan su temperatura programada.
Hoy en día existen en el mercado múltiples sistemas que permite aplicar este método y normalmente su instalación se puede amortizar en unos 2 años.
Álvaro Rodríguez , Director Área Energías Renovables y Medio Ambiente de IMF Business School.
Lo cierto es que la energía solar es uno de los métodos más beneficiosos de producción de energía en la actualidad porque es una inversión que favorece en el tiempo y que además ayuda al ambiente que tanto nos necesita. La utilización de otros tipos de energía están acabando con la vida natural del mundo y una de las soluciones más prácticas es cambiar esos tipos de energía como una muestra de apoyo a las generaciones futuras. En http://www.enlight.mx observamos la importancia del uso de este tipo de energía solar para la conservación del ambiente.
La fuente de energía solar que más se ha desarrollado en los últimos años es la energía solar fotovoltaica, que de acuerdo con Greenpeace podría suministrar electricidad a dos tercios de la población mundial en 2030.
Utilizada de forma correcta, la energía solar fotovoltaica o la energía solar, puede ser una inversión positiva en el hogar porque una vez que superes la producción de consumo de energía le comienzas a vender tu producción a la entidad que realiza la venta de energía no renovable.