La energía eólica es la que se obtiene gracias a la fuerza del viento, es decir, aprovecha la energía cinética de masas de aire en movimiento. Esa energía se emplea para impulsar barcos en su desplazamiento a través de ríos, lagos o mares, bombear agua, moler grano o, en su aplicación más desarrollada en la actualidad, producir energía eléctrica.
Para el aprovechamiento de la energía del viento, se han desarrollado numerosos ingenios mecánicos a lo largo de la historia, todos con la característica común de tener una superficie de captación (en forma de vela, pala, aspa, etc.) y un eje (que puede ser de giro, como en el caso de los molinos de viento o los aerogeneradores) sobre el que se acopla el receptor último de la energía.
La energía eólica pertenece al grupo de las llamadas energías renovables. Éstas son un conjunto de tecnologías de producción de energía que aprovechasn recursos naturales inagotables. Por ejemplo: la energía solar -en sus diferentes formatos-, la de la biomasa, la de las olas y las mareas, la hidroeléctrica, etc. Todas ellas aprovechan recursos como la luz solar, restos vegetales y orgánicos, cultivos como cereales u oleaginosas, la energía mecánica del mar o de cursos de agua, etc.
Las energías renovables fueron la base de la actividad del hombre en épocas remotas. Así, la leña de quemar o los saltos de agua en los molinos, son antiquísimas formas de aprovechamiento energético. Sin embargo, con la llegada del carbón y el petróleo, en las sucesivas revoluciones industriales, muchas de estas tecnologías dejaron de recibir el interés que siempre tuvieron, al menos en los países industrializados. Sin embargo, el actual contexto energético y medioambiental, con el trasfondo del posible agotamiento de los combustibles fósiles y del cambio climático, ha hecho que el mundo desarrollado vuelva su mirada a las renovables.
Y es que no cabe duda de que estas tecnologías tienen numerosas ventajas, entre las que cabría destacar:
– Son tecnologías respetuosas con el medio ambiente, que no contribuyen a la emisión de gases de efecto invernadero, ni agresivos con la capa de ozono o con los bosques y otros espacios naturales. Tampoco generan residuos peligrosos, en forma de restos de combustible, vertidos, o materiales radiactivos nocivos para la salud humana.
– La fuente de energía es autóctona, es decir, no son necesarios combustibles procedentes del exterior para garantizar el suministro energético de una determinada zona.
– El recurso energético es inagotable, sin limitaciones esenciales en la fuente de energía que supongan límites a su utilización en el futuro.
Últimos posts de Equipo de Colaboradores (ver todo)
- Lluvia artificial en Dubái: ¿Cómo lo hacen posible? - 30/08/2024
- ¿Qué son los diamantes ecológicos? - 18/06/2024
- Es el momento de ser sostenibles - 11/04/2024