Gases renovables: tipos y ventajas para el medio ambiente

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En España uno de los principales documentos que se elaboraron en relación a este tema se publicó a finales de noviembre de 2018 por parte de la Asociación Española del Gas, SEDIGAS. En él, titulado, “Plan de Desarrollo de Gases Renovables. Hoja de ruta al 2030”, se recogía la necesidad de comenzar a desarrollar un potencial verdaderamente importante, unido a las obligaciones fijadas en la legislación y los compromisos en materia de cambio climático que la Unión Europea ha firmado.

Tabla de contenidos

Tipos de gases renovables

Como aclaratoria, se van a definir los tipos de gases renovables que se disponen, así como entender qué es el hidrógeno.

Biogás

Se trata de un combustible gaseoso obtenido a partir de biomasa mediante un proceso de digestión anaerobia de los compuestos orgánicos biodegradables, principalmente residuos orgánicos domiciliarios, industriales, agrícolas y ganaderos, lodos de depuradora, e incluso cultivos energéticos. El biometano, que en ocasiones se puede considerar como entidad propia, se obtiene del biogás mediante un proceso de depuración o upgrading incrementando el contenido en metano de la corriente de gas, que en definitiva es lo que confiere el poder calorífico al mismo. También, se puede obtener metano de manera sintética a través de transformaciones físico-químicas o biológicas a partir del syngas y del propio hidrógeno, que se comentarán a continuación.

Gas sintético o syngas

Se obtiene a partir de la gasificación de materiales orgánicos, del tipo lignocelulósicos, presentes en los residuos agrícolas y forestales. Se entiende por gasificación, tal y como se recoge por parte del IDAE en su publicación “Biomasa. Gasificación”, “un conjunto de reacciones termoquímicas, que se produce en un ambiente pobre en oxígeno, y que da como resultado la transformación de un sólido en una serie de gases susceptibles de ser utilizados en una caldera, en una turbina o en un motor, tras ser debidamente acondicionados”.

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Hidrógeno renovable o gas de electricidad

Es el elemento que se obtiene a partir de la electricidad renovable generada y su uso en la electrólisis del agua. Su destino puede ser la inyección en la red de gas natural e incluso obtener biometano.

Qué ventajas tiene su utilización para el medio ambiente

Desde el punto de vista medioambiental, las ventajas son más que evidentes. Por una parte, con su uso se sustituyen combustibles fósiles que tienen gran impacto sobre las emisiones y sobre el cambio climático, y por otro lado, alguno de ellos como el biogás, actúa como sumidero, ya que de emitirse de una manera incontrolada por la propia degradación de la materia orgánica, se emitiría metano (principal componente) a la atmósfera en lugar de dióxido de carbono, que es lo que se emite cuando se lleva a cabo la combustión del biogás en energía eléctrica y/o térmica, siendo más ventajoso desde el punto de vista medioambiental por su menor potencial de cambio climático.

Hay que apuntar, también, que la gestión controlada de los residuos biomásicos que se utilizan en la producción de los gases renovables, favorece la reducción de la dependencia energética, refuerza la economía circular, favorece el desarrollo rural mediante la creación de empleo y el incremento de la actividad económica en entornos un tanto desfavorecidos, etc.

La actualidad de los gases renovables

En este mes de septiembre de 2019, se ha publicado un informe por parte del Centro de Regulación en Europa titulado “Future markets form renewable gases & hydrogen. What would be the optimal regulatory provisions?”, en donde se pone de manifiesto que se tienen que introducir esquemas de apoyo que sean rentables así como facilitar su acceso a la red. Unos de estos elementos es el aspecto fiscal (para evitar doble imposición, distinguir entre los impuestos al gas natural y el biometano, o directamente beneficiando la inyección de gas renovable en la red), los certificados de garantía de origen (intercambiables entre los distintos estados miembros y perfectamente compatibles con el sistema de comercio de emisiones de la Unión Europea), o la inclusión de los gases renovables en los objetivos de los distintos Planes Nacionales de Energía y Clima.

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En cuanto al hidrógeno, y consecuencia de la promoción que se está llevando a cabo desde distintos estamentos (públicos y privados), sería oportuno establecer que el hidrógeno producido para el año 2050 fuera en su totalidad completamente renovable, lo cual obligaría a emplear técnicas de captura y almacenamiento de dióxido de carbono. Las redes de transporte y de distribución que se disponen en la actualidad podrían albergar los gases renovables comentados anteriormente.

Lo que es una realidad es que distintos países miembros de la Unión Europea están tomando la delantera en este aspecto, tal es el caso de Francia (en donde en este verano se ha aprobado una Ley destinada a conseguir emisiones cero para el año 2050), o de Suecia (fijando un objetivo para las bajas emisiones de carbono y las energías renovables basadas en hidrógeno para proporcionar entre el 20 y el 40% del consumo total de hidrógeno industrial para el año 2030).

Es evidente que hay un largo camino por recorrer para el conjunto de los gases renovables, tanto en España como fuera de ella, El potencial existe y el uso de los productos finales estaría garantizado. Entre medias se encuentran las importantes inversiones a realizar, lo cual llevaría implícito la creación de miles de puestos de trabajo, y eso desde luego, no es un tema para menospreciar.