Tras unas semanas en las que la inversión térmica, la falta de lluvia y, por qué no decirlo, el amor creciente al vehículo particular de los ciudadanos, hemos vuelto a sufrir un nuevo episodio de alta contaminación en Madrid. Ante este fenómeno, surge la duda ¿sirven las restricciones al tráfico solucionar el problema de contaminación?
En esta ocasión nos ha salvado un poco el calor que sigue imperando en esta especie de verano eterno y que, por tanto, a la contaminación por el tráfico no se le estuviese sumando la correspondiente a las calderas de las calefacciones.
Efectos de la contaminación en cifras
Este es un problema que se viene repitiendo cada vez con más frecuencia y cuyos efectos sufren de forma más acusada los más débiles, niños y ancianos.
Las cifras, según la Agencia Europea para el Medio Ambiente (AEMA), son verdaderamente de escándalo, así en España mueren al año más de 31.000 personas por la contaminación sumando casi medio millón (487.000) en toda Europa.
No estamos por tanto hablando de algo menor. Tanto el dióxido de nitrógeno (NO2) como las partículas se disparan por encima de los límites que las autoridades sanitarias identifican como dañino para la salud.
La contaminación se puede ver, respirar y sentir. A veces se utiliza erróneamente el calificativo de «boina2 para denominar a esta situación. Y la razón es que desde fuera de la ciudad la misma aparece con forma de cúpula.
Pero, como digo es un error llamarla así, porque a diferencia de las cúpulas o las boinas, la contaminación no está «por encima de las personas» sino «entre las personas» de ahí su peligrosidad. En la semana pasada varias de las estaciones han superado las 300 ppm de NO2, considerándose perjudicial la superación de 180 ppm.
Restricciones al tráfico en Madrid
Ante esta situación las autoridades municipales, como las de cualquier gran ciudad, cuentan con una serie de protocolos para tratar de paliar la situación. En el caso de Madrid el protocolo establece 4 escenarios.
Reducción de velocidad
El primero de ellos supone un aviso reduciendo a 70 Km/h la velocidad en los accesos a la ciudad.
Aparcamiento de los no residentes
En el caso de mantenerse dicha situación se pasa al segundo en el que, además de reducir la velocidad se prohíbe aparcar a los no residentes en las zonas de estacionamiento regulado (zona SER).
Circulación en la M30
El tercer escenario da un paso más permitiendo circular en el interior de la M30 a los vehículos con matrícula par los días pares e impar a los de matrícula impar.
Además, permite circular a los vehículos cero emisiones y a los que tengan 3 o más ocupantes.
Y, finalmente, el 4º y último escenario extiende la prohibición del escenario 3 también a la propia M30.
El paso de un escenario a otro se da cuando al menos dos estaciones de medición de contaminación superan los niveles máximos. El ayuntamiento ha de avisar con un plazo de 24h de la entrada en vigor de dichas medidas.
Lo cierto es que en la situación de estos días en los que el cambio climático ha hecho que la temperatura sea inusualmente alta y, afortunadamente, las calefacciones apenas estuviesen encendidas, las medidas aplicadas (escenarios 1 y 2) han sido prácticamente inútiles.
Resultados de las medidas correctivas
El primer día que se aplicó el escenario 2 (el que prohibía aparcar en zona de estacionamiento regulado) sólo logro una reducción del tráfico en la M30 en comparación con un día similar de otra semana de un insignificante 1%.
El 2º día que se aplicó el protocolo en su escenario 2 logró un 2% de reducción y el tercero de los días no llegó al 5%.
En conclusión: si se pretende que haya una reducción de los niveles de contaminación de forma efectiva las medidas que se tomen han de conllevar una reducción del tráfico mucho más importante.
El único escenario que, por lo que se ve, asegura esto es el 3 que sólo permite circular en el interior de Madrid a los coches con matrícula par o impar según sea el día.
Protocolo anticontaminación
Finalmente, de hecho, el protocolo anticontaminación se tuvo que mantener hasta el sábado 28 de octubre y ha sido el viento y el fin de semana, y no las propias medidas adoptadas, los que han permitido su desactivación.
La dependencia del vehículo privado impulsado con combustibles fósiles ha sido una característica del denominado progreso económico en los últimos 100 años.
Todo parece apuntar a un cambio en los próximos años hacia una movilidad eléctrica, pero entre tanto ese cambio llega, son millones las personas en todo el mundo que están condenadas a sufrir esa contaminación llegando a incluso a padecer enfermedades respiratorias que les llevarán a la muerte.
Se hace absolutamente necesario un cambio de paradigma en el que otro tipo de movilidad sea la que impere.
El teletrabajo, el vehículo compartido, el transporte público, la bicicleta o el coche eléctrico son algunas de las herramientas que están a nuestra disposición.
El adoptar o no dichas alternativas dependerá de la verdadera concienciación de autoridades, empresas y, obviamente, ciudadanos.