Como cada verano, el volumen de personas que disfrutan de sus vacaciones en las playas y su comportamiento en ellas, ha ocasionado el aumento de la contaminación del mar.
Verano en las playas españolas
Una larga procesión de hombres y mujeres cargados con sombrillas, toallas, palas, botellas de agua y botes de crema bronceadora se encaminarán cada día hacia las playas de todo el país.
Cada día, lucharán por encontrar el mejor lugar cerca del agua que les permitan intercambiar de forma más cómoda sus periodos de tueste al sol con otros de remojado playero.
Muchos serán los que coman, jueguen o duerman en la playa. Y, cada tarde, al caer el sol, todos iniciarán un proceso de retirada hasta el día siguiente en el que vuelva a reiniciarse el ritual.
No alimentes al monstruo de plástico
Al retirarse todo el mundo, un rastro de botellas, colillas, botes de crema vacío, mecheros, bolsas de plástico y un sinfín de elementos olvidados quedarán en la arena de la playa esperando al que, ayudado por la marea, el gran monstruo de plástico engulla su tributo cotidiano.
El mar se ha convertido en el gran vertedero de plástico del planeta. Cada año más de 8 millones de toneladas de plástico son vertidas al mar.
El plástico, una vez en el mar, tiene dos características: flota y tarda muchos años en degradarse.
Estas dos cualidades del plástico unida a que las corrientes marinas en los mares del mundo funcionan como una correa interminable que va moviendo el agua de un lugar para otro hace que ese plástico vaya siendo recogido de las costas y movido por todo el planeta.
Los científicos han identificados 5 áreas en los océanos del mundo en el que se generan una serie de grandes remolinos o giros subtropicales que hacen que en esas áreas se acumule mucho más plástico pues el que llega allí no sale.
Es lo que se ha venido a denominar «Islas de plástico«. La mayor de ellas se encuentra en el pacífico norte a unos 2000 Km de Hawaii.
Consecuencias de la contaminación del mar
El problema que esta gran concentración de plástico tiene es que la vida marina confunde el plástico con alimento y lo engullen.
El problema es que su sistema digestivo no está preparado para digerir el plástico y es muy habitual encontrar animales muertos con los estómagos repletos de objetos de plástico.
Según los científicos de la Fundación Ellen MacArthur, de no cambiar esta dinámica y dada la baja tasa de degradación del plástico, en 2050 podría haber más toneladas de plástico en los océanos que de peces.
Crear conciencia sobre el agua
Resulta fundamental que nos concienciemos de que esta forma de actuar es realmente irresponsable y puede volverse contra nosotros, pues estamos atacando parte de nuestra propia cadena alimentaria.
Y es importante tener en cuenta que nosotros, los seres humanos, tampoco somos capaces de comer plástico.
Hay que atacar el problema por los dos extremos. Por un lado, dejando de hacer nuestro tributo cotidiano al dios del plástico en cada playa o cada río. Debemos asegurarnos de que lo que baja con nosotros a la playa, vuelve a subir.
Hemos de hacer un chequeo de lo que queda tras de nosotros y debemos explicar y concienciar a nuestros hijos de la importancia de cuidar las playas porque de ello dependerá en gran medida la supervivencia de nuestros mares.
Iniciativas para el cuidado del medioambiente
Por otro lado, se están llevando a cabo iniciativas para tratar de «pescar» el plástico que hay en los océanos de tal forma que pueda ser utilizado como recurso y, sobre todo, para que deje el mar.
La más interesante y prometedora de estas iniciativas ha venido de la mano de Boyan Slat, un estudiante holandés de tan sólo 21 años que ha planteado utilizar precisamente las corrientes marinas y los puntos de concentración para recoger allí el plástico en flotación.
En lugar de tratar de recolectar el plástico persiguiéndolo, algo que tendría un coste energético brutal, lo que Slat plantea es ubicar una serie de barreras flotantes y dejar que sea la fuerza de las propias corrientes marinas la que haga el trabajo empujando el agua con las partículas de plástico flotando hasta esas barreras.
Actualmente, ya tienen un primer prototipo de 100 metros de largo, construido por The Ocean Cleanup, la empresa que ha fundado, y que está probando su funcionamiento en el mar del Norte. El objetivo es crear unas barreras flotantes de 100 km para que vayan recogiendo el plástico del océano.
Según se ha indicado, este sistema permitiría recoger en tan sólo una década más de la mitad del plástico que contamina hoy en día nuestros mares.
Resulta alentador ver que existen jóvenes emprendedores, universitarios que enfocan su carrera a solucionar este tipo de problemas ambientales.
Contamos con las herramientas formativas, pero es fundamental que las aprovechemos y las utilicemos de la forma adecuada para construir y no para destruir.
Aunque haya un pequeño rayo de esperanza debemos ser consciente de que carece absolutamente de sentido el que sigamos actuando como si nuestras acciones no tuviesen consecuencias. Sólo tenemos un planeta y los océanos que este tiene son los que son. O los cuidamos y preservamos o estaremos destruyendo la propia casa que nos da la vida y eso tiene un nombre claro: suicidio.
Es muy motivador leer iniciativas de jóvenes comprometidos con la supervivencia del planeta.
El articulo auna la importancia y la valía de las ideas de jóvenes inteligentes y comprometidos así como la necesidad de que todos nosotros contribuyamos a preservar el planeta , en definitiva , nuestra casa.
Reto indiscutible : Sostenibilidad.
Muy interesante. Todo es educación y un mínimo de sentido común, que en muchos casos no existe.
¡Cuánta razón tienes Cristián!. Creo que si fuésemos realmente conciencia del efecto que tienen nuestra acciones (hasta las más pequeñas) cambiaríamos radicalmente. Lo malo es que seguimos en una tónica de usar y tirar, como si además de este planeta tuviésemos una caja guardada con media docena más.