¿Funcionará el contenedor marrón de basura orgánica en Madrid?

Un nuevo contenedor en la calles de Madrid

En las últimas semanas se ha hablado mucho de un nuevo contenedor de recogida de residuos domésticos, que se ha comenzado a colocar en Madrid. Anteriormente este 5º contenedor marrón (pues se suma al amarillo de envases, al azul de papel y cartón, al iglú verde de vidrio y al contenedor naranja de basura mezclada o fracción resto) ya se había empezado a implantar en algunas ciudades de Cataluña con diferente éxito. Otras iniciativas han ido también poniéndose en práctica en diversos ayuntamientos. Lo cierto es que este nuevo contenedor responde a una necesidad imperiosa. Y es que en la actualidad una gran parte, hay quien dice incluso que la mitad, de los residuos domésticos que se generan, acaban en el vertedero sin poder reciclarlos.

La polémica con el contenedor marrón

Mucha gente venía llamando al contenedor de tapa naranja de fracción resto, contenedor de residuos orgánicos, pero no era correcto. En ese contenedor se echaba todo tipo de residuos mezclados, orgánicos y no orgánicos, con lo que la utilización del mismo como abono una vez compostable no era viable. De hecho, se prohibió su uso como compost y se obligó incluso a cambiar el nombre por el de fracción bioestabilizada con unas posibilidades de uso muy restringida. El problema clave, que trata de paliar el contenedor marrón, es que si a la fracción puramente orgánica, ya sea de origen animal o vegetal, le añadimos además vidrio, plástico y metales, la resultante es una mezcla difícil de tratar. Sé que mucha gente al llegar aquí habrá pensado que el vidrio debe ir al contenedor de vidrio y el plástico y el metal al amarillo. Pero lo cierto es que no es exactamente así. Al contenedor de vidrio sólo pueden ir los envases de vidrio puesto que se financia con la ecotasa que pagan los envasadores. Por lo tanto, si, por ejemplo, se me rompe un vaso o una jarra de vidrio no podría ir al iglú. Y no sería por una cuestión de química, pues los vasos que comúnmente se utilizan en las viviendas son de vidrio común (lo de los cristales plomados lo dejamos para las copas de la cristalería antigua de la abuela), sino por una cuestión fiscal. Y lo mismo pasaría con los residuos plásticos o metálicos que provengan de envases.

Ventajas del contenedor marrón

Pero centrándonos en el nuevo contenedor marrón, lo cierto es que, de funcionar, cerraría un círculo muy importante, pues una parte muy importante del 1,5 Kg de residuos que generamos de media cada español al día, está compuesto por residuos orgánicos. Si se recogiesen de forma separada y los ciudadanos se molestasen en hacer una buena separación, se podría obtener una magnífica materia prima que, una vez comportada y tratada permitiría obtener biogás y, además, abono para la agricultura, los parques o los jardines.

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Gestión de residuos y basuras contenedor marrón en MadridSeparación correcta

Pero, obviamente, esto es, sólo si los ciudadanos llevasen a cabo una correcta separación. La pregunta que cabe hacerse es, ¿cabe esperar que los madrileños lleven a cabo una correcta separación de la fracción orgánica de sus residuos si, después de 20 años de tener el contenedor a amarillo siguen sin separar bien sus residuos? Pues la respuesta es que no. Si simplemente se limitan a poner el  contenedor de basura orgánica esperando a que los vecinos, haciendo gala de un gran civismo y de un sentido de la necesaria Sostenibilidad de cara al futuro, separen correctamente su basura orgánica me temo que fracasará como ya lo hicieran los anteriores contenedores. Y no es que los anteriores no hayan supuesto un cierto avance. No quiero que se me entienda mal, pero lo cierto es que la cantidad de “impropios” que se vienen recogiendo en los 3 contenedores de recogida selectiva (amarillo, azul y verde) es tan grande que no cabría tener una gran esperanza.

Tasa de basura por distribución

Ahora bien, y aquí viene una propuesta tan rompedora como sin duda controvertida, ¿qué pasaría si, por ejemplo, la tasa de basuras se calculase trimestral o semestralmente en función de la buena o mala separación de las basuras? Es un hecho que el coste de gestionar una basura mal separada es mucho mayor y, por el contrario, las fracciones bien clasificadas reducen su coste de forma importante o, incluso en algún caso, podrían tener un retorno positivo o un coste casi nulo.

¡Quién contamina paga!

Imaginemos por un momento que, haciendo gala de la máxima europea de gestión de los residuos, verdaderamente aplicásemos aquello de que “el que contamina paga”. Cada comunidad de vecinos pagaría en función del resultado de un análisis periódico de su basura. No se trata de castigar a nadie, sino de que cada uno pague lo justo. En el caso de los vecinos que realmente se comprometan con hacer una separación óptima de su basura el coste de su tasa de recogida y gestión de basuras sería cada vez menor. En cambio, los que siguiesen mezclándolo todo y tirando las bolsas al primer cubo que se encuentran tendrían que pagar un coste más alto.

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Mayor implicación ciudadana

Algo me hace pensar que, en un tiempo breve, una corriente de concienciación ciudadana se podría extender por nuestras ciudades y de pronto las tasas de reciclaje se podrían disparar pues la cantidad de residuos que irían al vertedero o incineración se podrían reducir de forma muy importante. Probar esto que propongo es relativamente sencillo, pues se podría hacer una prueba piloto en un barrio o incluso en una o dos calles. Si no funciona se podría volver al sistema de siempre, pero… ¿y si funciona?

Entonces el quinto contenedor de recursos orgánicos sería absolutamente necesario y beneficioso. Sobre todo, para un país como España en el que la agricultura sigue teniendo un peso importante.

 

 

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Director del Área de Energías Renovables de IMF Business School

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