Antes de empezar, me gustaría hacer un breve recordatorio sobre los factores bióticos, abióticos y los ecosistemas. Los factores bióticos son, de forma genérica, los seres vivos que habitan en un lugar. Mientras que los factores abióticos son aquellos factores que caracterizan los espacios en donde habitan los seres vivos, como ejemplo de estos podemos encontrar el agua, la luz, la temperatura, etc.
A partir de la relación entre estos factores y su entorno, podemos entender los ecosistemas como todas las interacciones que se establecen entre los seres vivos que lo habitan y el ambiente en que se encuentran.
Los ecosistemas son sistemas complejos, por lo que cualquier alteración que ocurra en cualquiera de sus componentes traerá consecuencias a todos los demás. Todos los ecosistemas necesitan una fuente de energía primaria, mayoritariamente representada por el sol, que se distribuye por los distintos componentes del ecosistema.
El sol como principal factor abiótico
El sol es el principal factor abiótico y proporciona energía fría para todos los seres vivos. Es esencial para que las plantas realicen la fotosíntesis. Proporciona un medio de acceso al calor para la fauna y por supuesto es una fuente de calor y energía para los seres humanos.
Sin lugar a dudas podemos afirmar que la luz del sol proporciona el equilibrio necesario para la mayoría de procesos biológicos. Esta función es de gran importancia, ya que permite la existencia de vida en nuestro planeta:
- El sol permite la regulación de temperatura a nivel biológico de animales, plantas y por supuesto del ser humano.
- El sol como productor de energía y calor, cataliza el desarrollo de ciertas reacciones químicas que permiten el crecimiento y desarrollo en los animales y plantas que viven en la Tierra. Un ejemplo de este tipo de reacciones es la fotosíntesis, que permite no solo la existencia de una base alimentaria para otras especies (cadenas tróficas), sino también de oxígeno en la atmósfera terrestre imprescindible para la vida.
- El Sol permite la existencia de organismos vivos y también la supervivencia de nuestro planeta y sus recursos (medio abiótico), así como el de otros planetas del sistema solar.
La radiación solar y su influencia en los ecosistemas
La radiación solar es la principal fuente de energía para los ecosistemas acuáticos y terrestres, así como para las especies que habitan en ellos. La cantidad y disponibilidad de radiación solar influyen categóricamente en los diferentes procesos fisiológicos, morfológicos, genéticos y reproductivos tanto en plantas como en animales, afectando significativamente en el funcionamiento general de los ecosistemas.
La intensidad de luz que llega a los ecosistemas es un componente muy importante para la regeneración de las plantas y el desarrollo de actividades de algunos animales.
Actualmente sabemos que la actividad solar ha desencadenado diversos procesos evolutivos, en donde la adaptación a la radiación del sol ha permitido que plantas y animales evolucionen conjuntamente con el paso del tiempo.
En particular hay cuatro factores de la radiación solar que permiten un equilibrio dentro de los ecosistemas: la intensidad, la calidad, la direccionalidad y la distribución en el tiempo y espacio.
Cada ecosistema en la tierra tiene sus propias características de acuerdo a sus necesidades, y las distintas especies que mejor se adecuen a estas características son las que podrán habitar estos espacios. En estas características, el sol influye de manera muy significativa:
La distancia del sol a la Tierra
Esta distancia permite que la Tierra tenga una temperatura ideal para la producción de la vida, no es un planeta muy frío como los planetas que le siguen, pero tampoco es un planeta con una temperatura muy alta, como los más cercanos al sol.
Las ondas infrarrojas provenientes del sol, penetran en la atmósfera y esta demora su salida, de tal forma que se mantiene con una temperatura estable y favorable para la vida (efecto invernadero).
La forma en la que inciden los rayos solares
Unido con los movimientos rotación y traslación de la Tierra, forman los climas (temperatura, humedad, presión, viento y precipitaciones) y las estaciones. Esto otorga a cada lugar un clima con unas características específicas, así como una proliferación de factores bióticos y abióticos característica.
Soporte energético y biológico
Para la vegetación, que obtiene energía mediante la radiación solar, indispensable para la supervivencia de las otras especies del ecosistema. Los animales también necesitan la luz solar ya que distinguen así la noche y el día, es decir, la luz regula los ritmos biológicos de la mayor parte de las especies.
Capacidad de penetración en los océanos
Donde la luz solar no llega por igual a todos los rincones, no existiendo radiación solar en los fondos oceánicos. En otras áreas bien diferenciadas dentro de las masas oceánicas, sirve para la orientación y socialización de muchas especies.
Algunas bacterias presentes en los océanos también necesitan la luz del sol para su desarrollo, por lo que se encontraran en las partes del océano donde puedan acceder a ella.
La importancia de la luz solar para el medio abiótico y los seres vivos
Para los seres humanos
La importancia de sol para los seres humanos es evidente, influye en el metabolismo del organismo, permitiendo ciertas reacciones químicas que producen calor o permiten el crecimiento y diferenciación de algunos tejidos y células.
Además, la luz solar ayuda a nuestro cuerpo a llevar a cabo otras funciones como es la síntesis de vitamina D (necesaria para el metabolismo del calcio y el fósforo), la correcta circulación sanguínea, producción de hormonas, evitar alergias e infecciones en la piel y mejora el sistema inmune.
Para los animales
La importancia del sol para otros animales queda reflejada en su necesidad para desarrollarse, obtener nutrientes, vitaminas y calor corporal para la supervivencia. La luz solar tiene una gran influencia sobre la reproducción de las especies, las épocas reproductivas están fuertemente influidas por la luz y energía solar.
En animales ectotérmicos (invertebrados, peces, anfibios y reptiles), es clave para la regulación de su temperatura corporal. Estos animales poseen diferentes adaptaciones para captar el calor o adoptan diferentes posiciones respecto al Sol según la época del año.
Para las plantas
La importancia del sol para las plantas se observa en la capacidad que les otorga para llevar a cabo la fotosíntesis (gracias a la presencia del pigmento clorofila en los cloroplastos).
Durante este proceso las plantas se nutren y reciben agua, luz y calor, por lo que es fundamental para su crecimiento y desarrollo. En este proceso liberan oxígeno y energía a la atmósfera, necesarios para el resto de seres vivos, también producen alimentos que permiten la nutrición de otros seres vivos.
La importancia de la luz y energía solar para los seres vivos, no tendría sentido sin entender la importancia del sol para los factores abióticos y fenómenos terrestres. Hemos visto como el calor procedente del sol es fundamental para calentar nuestro planeta y así permitir la vida en él, de lo contrario moriríamos por congelación.
Además, la radiación solar permite fenómenos como las lluvias, vientos, formación de nubes o corrientes marinas y catástrofes o desastres naturales, como huracanes o incendios que van a definir y modificar de forma sustancial el medio abiótico. Este medio abiótico es la base sobre la cual se asienta el funcionamiento y las relaciones de interdependencia que hacen viables el equilibrio entre los ecosistemas y las especies que los forman.
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Daniel Muñoz
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