Tras la última subasta CESUR celebrada el pasado 19 de diciembre, algunos querían que les tocase la lotería antes de la celebración del sorteo que inaugura la Navidad en España. Ante los resultados que se obtuvieron, de manera más o menos dirigida por algunos, el Gobierno se puso a trabajar a contrarreloj, empezando por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, hasta tal punto que se ha afirmado por parte del Ministro Soria que este viernes en Consejo de Ministros se anunciará la nueva manera de fijar el precio de la electricidad en España.
Durante años se ha llevado a cabo la obtención del precio del recibo eléctrico de una determinada forma, a través de la casación de la oferta y de la demanda, en donde participaban también agentes foráneos al sector energético (y no con total transparencia), y en donde pueden «concurrir circunstancias atípicas», como las dadas la semana pasada, obteniéndose un precio que lejos de ser una bondad para la economía nacional, sólo satisfacen a unos pocos como son las eléctricas. ¿Qué seguridad tenemos los ciudadanos que esas «circunstancias» no se hayan repetido en el tiempo de manera más o menos discreta?. NINGUNA, y prueba de esto es que desde 2005 hasta finales de 2013 el precio del kWh se ha incrementado en más del 70% cuando la demanda actual es la que se tenía por entonces, con una participación más clara de las energías renovables, las cuales reducen el precio del kWh, tal y como ya está demostrado.
A la vista de lo dicho anteriormente, me sorprende que ante un hecho como el sucedido días atrás, el Gobierno fije de manera apresurada un nuevo sistema de fijación del precio del kWh que pueda condicionarnos nuevamente. ¿Por qué no se ha hecho este ejercicio con tiempo, de manera concienzuda, y en donde se estudien todos los pros y contras?. Me da miedo el resultado futuro por ser necesaria una contrarreforma de la n-ésima reforma que se ha realizado del sector. ¿Por qué no se «toma el toro por los cuernos» y se retribuye a las instalaciones en función del coste real de generación, con su beneficio industrial correspondiente, y no al precio de casación?. Si esto cambia, los principales actores perjudicados son las eléctricas, y nadie se atreve a modificarlo, pero conviene apuntar que las instalaciones hidráulicas pueden tener beneficios del 700% y para el caso de las centrales nucleares del 200%, algo que por supuesto no se puede comparar a lo que se está pidiendo a las instalaciones de energías renovables. Lo apuntado anteriormente es lo que marcará en todo momento competitividad entre instalaciones, por lo que ya se preocuparán en ofrecer un precio lo más bajo posible.
