En un mundo como el actual en el que el ciclo de consumo de productos es febril y en el que el progreso y éxito de una economía se mide según el crecimiento de su Producto Interior Bruto parece clave poder contar con los recursos naturales que permitan ese crecimiento.
Por desgracia parecería que en esa loca carrera por el crecimiento a cualquier precio, los países llamados “desarrollados”, como puede ser España, estarían en franca desventaja pues ese desarrollo pasado ha hecho que la gran mayoría de sus recursos minerales ya hayan sido extraídos en épocas pasadas. Los minerales que quedan por extraer de la tierra son caros y además de escasa calidad.
¿Qué posibilidad tiene entonces para crecer un país como España?
La respuesta es sencilla, crecer sin precisar de nuevos recursos, reutilizando y reciclando una y otra vez los mismos recursos que ya se tienen. En la medida en que se logre perfeccionar cada vez más el reciclado se estará asegurando el futuro de nuestra economía. Este enfoque del concepto de reciclaje da respuesta además a aquellos que alegan no tener alicientes o incentivos suficientes para facilitar la separación y el reciclaje de sus propios residuos. ¿Qué más motivación que el futuro económico de un país necesitan?
De entre los recursos, los hay que van perdiendo propiedades a medida que se reciclan, como por ejemplo el papel, cuya fibra pierde longitud en cada ciclo, pero que cuenta con la gran ventaja de que es absolutamente renovable si se utilizan los restos no reciclables como nutriente para que nuevos árboles crezcan y el ciclo se repita de forma infinita.
Y en otro capítulo estarían los metales, que si son bien gestionados pueden ser reciclables de forma infinita ya que no pierden ninguna de sus propiedades por fundirse una y otra vez. Así, una pieza mecánica de bronce, antes pudo ser un cañón y antes incluso parte del Coloso de Rodas. Esa es la magia del reciclaje de metales que permite de forma silenciosa que dichos materiales estén disponibles una y otra vez para que las fábricas manufacturen nuevos productos.
Los metales tienen la característica de que su valor residual es suficiente como para asegurar que sea rentable el recogerlos y tratarlos, con lo que no es necesario que los ciudadanos paguen tasas o impuestos suplementarios para hacer posible este reciclaje. Esta característica, no obstante, hace que al no haber campañas publicitarias la mayoría de la población ignore hasta qué punto el reciclaje de este tipo de materiales es importante y una realidad.
Así, por ejemplo, en España, el 90% del acero que se produce es reciclado, a partir de chatarra proveniente de otros bienes al final de su vida útil. Lo mismo ocurre con el 50% del cobre y el 60% del aluminio. Y el campeón sin duda en esta categoría sería el plomo cuya producción supera las 100.000 toneladas cada año y es 100% reciclado. De hecho hace ya 25 años que cerró Peñarrolla, la última mina de plomo de nuestro país.
De esta forma, la próxima vez que miremos al sector de la chatarra deberíamos cambiar nuestro enfoque y verlos como lo que son: Las minas del siglo XXI…
… minas, eso sí 100% reciclables
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