Desde Bruselas, como ya sucedió tiempo atrás, se ha encendido nuevamente la mecha en el sector de los biocarburantes, por relacionarlos con la subida de precios alimentarios que algunos de ellos están teniendo nuevamente en sus cotizaciones internacionales. Ya se demostró tiempo atrás, que era algo completamente infundado, pero lo más llamativo es que eso no se expresa del mismo modo que cuando las críticas acechan. ¿Será por algún interés especial de grupos de presión?. La respuesta es clara, y el tiempo dará o quitará la razón, como ya sucedió en su momento.
Lo que se ha propuesto es limitar al 5% el consumo de biocarburantes que empleen materias primas a partir de cultivos alimentarios. Esto sería el argumento utilizado para impulsar otro tipo de biocarburantes que emplean materias primas “menos nobles”, como pueden ser los residuos o las microalgas, y que por supuesto, y eso no lo discute nadie, no interfieren en las cadenas alimentarias.
Desde luego el objetivo es claro en cuanto a participación de los biocarburantes en el sector del transporte europeo. Para el año 2020 se tiene que tener el 10%, y con la propuesta realizada, la mitad corresponderían a biocarburantes a partir de materias primas que compiten en el mercado alimentario, y el otro 5% con materias primas como las descritas anteriormente.
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