Cómo debemos actuar ante el cambio y alcanzar el éxito

Lo único constante en nuestras vidas es el cambio. Esta afirmación no es nueva. Heráclito de Éfeso ya lo decía hace 25 siglos. En el mundo de hoy en día, cada vez más complejo y acelerado, donde la incertidumbre es la constante que tendremos siempre presente, lo mejor que podemos hacer es intentar visualizar por dónde va a venir el nuevo cambio. Anticiparse a él resulta determinante.

Por qué anticiparnos al cambio

Anticiparnos nos ayuda

En la vida hay dos formas básicas de enfrentarnos a las situaciones: de forma anticipativa o de forma reactiva. La forma usual, la más común, es la reactiva. Es decir: reaccionamos ante algo que ya tenemos encima. Si cojo un catarro, me medico; si pierdo cuota de mercado me espabilo para recuperarla; si pierdo el trabajo, me formo para intentar conseguir otro.

La actitud anticipativa, sin embargo, es menos común, porque exige un esfuerzo que no da resultado inmediato, porque difiere la hipotética –no segura– recompensa. En este caso, me avanzo, reacciono ante lo que puede pasar, para evitar su impacto o minimizarlo. Si hace frío, me abrigo, para evitar un enfriamiento y un catarro, aunque vaya incómodo o luzca menos body; si me van bien las cosas en la empresa no me acomodo y me esfuerzo para buscar nuevos mercados y fidelizar el que tengo; si soy un empleado, me formo, a la vez que trabajo, para seguir siendo empleable.

Mientras que en la actitud anticipativa el verbo que se conjuga es esforzar, en la reactiva es recuperar. Sin duda, anticiparnos nos ayuda a enfrentarnos mejor a los cambios o a prevenir impactos negativos, aunque nos exige un esfuerzo –y coste– previo, y difiera la hipotética recompensa, difusa e incierta.

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Salir de la zona de confort para llegar al éxito

No debemos olvidar que el ser humano es, mayoritariamente, proclive a las rutinas.  Aunque nuestra especie es, sin duda, muy inquieta, cuando los individuos conseguimos un entorno satisfactorio y controlable, compartido por personas como nosotros, frecuentemente, nos acantonamos en nuestro espacio. En buena medida, la tendencia de huir de lo incierto y de lo nuevo está en nuestra mente.

Salir de la zona de confort, hacer algo nuevo, siempre cuesta un gran esfuerzo. Nuestro cerebro quiere seguridad, previsibilidad, busca congruencia entre lo que pensamos y lo que hacemos. Las creencias o las ideas que tenemos sobre algo, ya sea el matrimonio, el beneficio empresarial, o la defensa de los osos pardos, producen una congruencia cognitiva que hace que interpretemos el mundo a partir de esas creencias.

Huir de lo distinto, rechazar al diferente o negar la opinión contraria es práctica común de comportamientos que funcionan en piloto automático. En cambio, comprender al que opina distinto, aceptar consejos y ganar en humildad, o salir de nuestro marco mental para imaginar nuevas realidades es más práctico y útil que lo contrario.

El cambio y la innovación son necesarios

¿Por qué hay que hacer cosas diferentes? ¿Por qué cambiar?

Los cambios siempre han existido desde que el mundo es mundo. La diferencia de lo que sucede ahora a lo que pasaba hace algún tiempo es que ahora los cambios son más rápidos, más frecuentes, afectan a más personas, son más numerosos y simultáneos y se difunden más. Casi nada, ¿verdad? Si queremos obtener resultados diferentes de lo que venimos obteniendo, sólo hay una manera de conseguirlos: hacer cosas diferentes. Si seguimos haciendo lo mismo, seguiremos obteniendo igual resultado.

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Creo, francamente, que la idea de afrontar el cambio no es opinable, no admite crítica en contra. Cambiar o innovar es necesario, sea cual sea el objetivo que persigamos, por una serie de razones irrefutables: porque el entorno exige nuevas adaptaciones; porque, frecuentemente, las viejas rutinas y las viejas soluciones sólo solucionan viejas rutinas y viejos problemas; porque todo está en movimiento; porque gestionar el cambio es mirar hacia el futuro; porque las demandas –internas y externas–son cambiantes; porque la obsolescencia –la caída en desuso de muchas cosas– es cada vez más acelerada; pero, fundamentalmente, porque ante los cambios sociales, o innovamos y nos adaptamos, o nos enrocamos en una posición de defensa que nos acabará perjudicándonos, tarde o temprano.

Anticípate al cambio y estarás mejor posicionado para hacerle frente. No lo dudes.

Dr. Román Castro, Profesor de habilidades directivas del Master en Dirección de Empresas de Cela Open Institute.

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