El caso Gïk
Siempre se ha tachado a España como un sitio difícil para lanzar el negocio y a mayor éxito… peor. Era el 2015 cuando saltó al mercado la empresa Gïk, una compañía montada por cinco estudiantes e innovadores de la Universidad del País Vasco que pretendían dar un golpe en el mercado vinícola español. Estos visionarios se unieron a la empresa de alta tecnología AZTI Tecnalia (centro tecnológico experto en innovación marina y alimentaria) para crear algo 100% novedoso: vino azul.
¿Qué podría ir mal? Con toda la documentación en regla, un importante desarrollo en I+D y en publicidad, y teniendo un sabor y color único deberían encontrar las puertas abiertas del mundo. Y así lo ha sido durante casi dos años.
Si bien muchas empresas tradicionales les tacharon rápidamente de impostores, ellos tenían clara su estrategia: un vino con un sabor y un color especial para acercar este producto a los jóvenes. De hecho, ellos mismo se han considerado muchas veces como no bebedores pero parece que su combinación de 99% vino y 1% mosto es capaz de aportar la frescura necesaria para todos los que han tenido la mente suficientemente abierta para probarlo.
En 6 meses ya vendieron online 70.000 botellas de su vino azul, el boca a boca les funcionaba bien y la edad de todos ellos, sus conocimientos (con un grupo heterogéneo de ingenieros, expertos en administración de empresas, diseñadores gráficos,…) y sus ganas hacían el resto. Poco a poco se fueron haciendo un hueco, aunque en las sombras los puristas se echaban las manos a la cabeza y las grandes empresas de vinos nacionales veían como no se llenaban tanto sus bolsillos.
¿Cuál fue el problema del vino azul ?
Tanto ha sido así que una denuncia anónima acabó llevándoles a juicio por usar el término vino en unas condiciones que, según la denuncia, no eran las adecuadas. Su zumo, destilado a base de diferentes tipos de uvas (tintas y blancas) no era de los colores adecuados para usar la palabra “vino” en su definición, ese fue su pecado. Y, ahora la ley ha dado la razón a este demandante anónimo.
Ya que según el Anexo VII, parte II, del Reglamento 1308/2013 de 17 de diciembre de 2017 el “vino azul” no está no está entre las 17 categorías de productos vinícolas, por lo que no puede comercializarse como tal.
Expulsados del sector vinícola no están dispuestos a perder el trabajo conseguido y su cuota de mercado se ven obligados a cambiar el modelo de negocio y ya lo dicen en su propia Web:
“Al beber Gïk, estás bebiendo algo innovador. Estás bebiendo la posibilidad de crear tus propias normas. Estás reinventando tradiciones. Gïk no es un vino, es una revolución en el mundo del vino.
Por eso, no existe categoría para el vino azul en las leyes españolas ni en las de la Unión Europea; y por eso, estamos recogiendo firmas para exigir que el mundo del vino se adapte a los nuevos tiempos: www.change.org/p/vino-azul”
¿Qué pasará con el vino azul ?
Ahora afrontan una nueva etapa diferente de la que, se intuye, las grandes empresas y denominaciones de origen del vino les echaron. Y es que muchas grandes ideas e innovadoras de empresas encuentran pronto una traba en nuestro país cuando se comen parte del pastel de otra corporación y esta vez es el exceso de minuciosidad a la hora de redactar un texto legal el que lo impide y no una compra que debería ser millonaria.
Esperemos que pronto encuentren estos jóvenes su hueco y puedan desarrollar este producto en plenitud así como cualquier otra genial idea que surja de sus mentes. Y es que desde IMF no podemos hacer otra cosa que promocionar el emprendimiento desde el conocimiento, las empresas innovadoras y el trabajo bien realizado.
Formación Relacionada
Manuel López Millán