Desde la década de 1990, las empresas han ido incorporando en sus valores la responsabilidad social corporativa (RSC), que implica un progreso social, económico y ambiental y un paso gigante en el mundo de la digitalización.
Cada vez más, los consumidores demandan comportamientos más responsables y éticos, y esto implica que las empresas deben ser más exigentes a la hora de implantarlo.
Comportamientos responsables y éticos en el sector de la aviación
Innovación Medio Ambiental
Este concepto no ha pasado desapercibido en el sector de la aviación, que progresivamente está incorporando cada vez más parámetros sostenibles y éticos.
De hecho, han surgido distintas organizaciones y programas que miden y cuidan que las distintas aerolíneas apliquen las medidas correctamente y animen a las demás a seguir el ejemplo.
Éste es el resultado de Clean Sky 2: un programa de investigación de la Unión Europea que incentiva a desarrollar una tecnología innovadora destinada a mejorar la competitividad y el impacto medioambiental de las tecnologías aeronáuticas europeas en consonancia con los objetivos de Europa 2020 e invertir en nuevas generaciones de aeronaves, motores y sistemas ecológicos que reduzcan el CO2, NOx y emisiones sonoras.
Afianzando el compromiso medioambiental, la asociación Airports Going Green celebra cada año la conferencia anual, en la que reconoce y premia la sostenibilidad en la industria de la aviación.
El objetivo de Airports Going Green es fortalecer relaciones y ofrecer un intercambio de conocimiento entre la población y los distintos países en materia de sostenibilidad en el sector de la aviación.
Esta conferencia es cada vez más relevante, tanto que cada año se suman a ella más compañías aéreas.
Alcance integral
Pero no solo las acciones de sostenibilidad radican en lo que es la aeronave en sí, sino que comienza desde el momento en el que nos dirigimos al aeropuerto: es el ejemplo de los “Taxis eléctricos para negocios” que se encuentran en el aeropuerto de Schiphol de Ámsterdam para hacer trayectos con salidas o destinos al mismo aeropuerto.
En otros, se están remplazando los equipos de tierra, renovando sus escaleras portátiles, elevadores y tractores por otros vehículos propulsados por energía eléctrica.
Sostenibilidad
Otros aeropuertos, como el de San Francisco empezaron hace algunos años, instalando fuentes para rellenar agua y así, disminuir el consumo de botellas de plástico.
Después de eso, muchos aeropuertos hoy ya cuentan con varias distribuidas por las terminales.
En lo que respecta a las aerolíneas, son muchas, las que integran la sostenibilidad en su ADN, con iniciativas de reutilización de materiales en desuso, como uniformes, fundas de asientos, cinturones de seguridad o chalecos salvavidas, entre otros para convertirlos en bolsos modernos y con estilo, integrando esta acción en una economía circular.
Valor social
Otro ejemplo de integración de Responsabilidad Social en una economía circular es la acción que KLM realiza con la donación de bicicletas usadas destinadas a países como Ecuador y Kenia.
La responsabilidad social en las líneas aéreas está presente de muchas maneras diversas.
Es el caso de Delta Airlines que en uno de sus vuelos llevó a supervivientes de cáncer de mama para concienciar y recaudar fondos para la Fundación que estudia esta enfermedad; o Avianca que da la opción que su programa de millas, no sólo pueda invertirse en viajes, sino que los clientes puedan donarlas para ser utilizadas en transporte de pacientes con sus acompañantes con fines sanitarios.
O, la donación para la compra de libros que Jet Blue realiza destinados a zonas de EEUU con una brecha de alfabetización importante y con ingresos bajos.
Igualdad
También, la igualdad es un tema que muchas compañías están abordando, debido a que sólo el 3,5% de los pilotos son mujeres.
Compañías como Easy Jet han establecido como objetivo que el 20% de sus nuevos pilotos sean mujeres en 2020.
O el caso de Iberia con su programa “Aviadoras” que trata de concienciar la presencia de la mujer en un colectivo mayormente masculino.
Patricia Allende, Alumna del Máster en Innovación y Marketing Turístico Digital de IMF Business School.
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