Si hay algo que caracteriza al sector de la moda no es precisamente la falta de dinamismo. No podemos ser ni somos un sector inmovilista. Está en la sangre de sus “actores” el formarse, evolucionar y adaptarse a los cambios, como parte de nuestras necesidades esenciales tanto como creadores como en la faceta empresarial y de gestión.
Dicho todo esto, nos encontramos en un momento clave donde algunos saldrán reforzados y otros acabarán “ en la cuneta” y la clave está en la capacidad de regeneración o en cómo afrontemos nuestro proyecto.
Moda sostenible
Tenemos la obligación de gestionar el diseño cada vez más desde un punto de vista responsable. No vale iniciar los procesos de diseño sin analizar previamente que perjuicio estaremos causando a nuestro planeta con la producción de dichas propuestas creativas. Tejidos, fornituras, procesos, packaging…
Claves
Aunque suene “poco sexy” en la parte artística, el diseño consciente, eco y racional dentro de la moda es el futuro. Un diseño sensato y estudiado va a ayudar a que el resto de procesos estén alineados.
- Pensar y buscar soluciones antes de proceder a crear.
- Implementar el I+D consciente y sostenible en los procesos creativos.
- El planeta ya no se puede permitir procesos caprichosos o egoístas ( o buscando rentabilidades enormes) ni desde lo creativo ni desde lo comercial.
Distribución
Hay un reto a pulir en los próximos años en cuanto a la distribución. El canal online no deja de crecer pero, ¿hasta qué punto estamos perdiendo la capacidad de sorprender con experiencias de compra diferenciales al consumidor?.
Creo que el reto está en potenciar de nuevo un retail diferencial donde consigamos fidelizar de una manera más productiva al cliente. Vamos a volver a trabajar mejor este punto.
La “moda online” seguirá aportando facturación, visibilidad de marca y apoyará la venta del retail. Pero hay unos límites y frenos que solamente puede evitar el punto de venta físico.
- Las empresas que se reinventen en este sentido serán ganadoras con respecto a sus competidores.
- Existirá un nuevo lujo en el hecho de comprar “desconectado” y ajeno al exceso de información que satura.
- Demasiada competencia e información, y la mejor salida para una marca esvolver a las raíces y potenciar la esencia de la marca y las experiencias reales, no virtuales.
- El que consiga convivir con ambas cosas saldrá reforzado.
Dotar de valor a la marca de moda
Conectar desde lo emocional con los consumidores es otro reto. Se compran cada vez más “historias, emociones y conceptos”.
¿Es buena idea contar con influencers?
Si hablamos de cómo transmitir todo eso, no pienso que el concepto “influencer” deba ser clave en este futuro próximo.
Creo que tiende a desaparecer, y debemos ofrecer experiencias de comunicación ajenas a estos personajes.
A veces las ganas de crecer rápido y de manera fácil hacen que las empresas de moda quieran utilizar a personajes públicos ( la mayoría de ellos ni siquiera profesionales o prestigiosos) para viralizar la marca o el contenido.
Y nos olvidamos de conectar y de crecer con una base sólida.
Clientes fieles y convencidos
- Manejar nuestras redes y nuestras acciones de MK sin la dependencia que existe en usar este tipo de perfiles para conectar con la gente.
- Quién mejor que nosotros mismos para expresar lo que somos y lo que queremos hacer sentir a nuestros clientes a través de la moda.
- Seremos mucho más creibles si crecemos de manera orgánica y empática.
El futuro está en construir una base desde la comunicación y las redes.
Deslocalización
Otro punto a tener en cuenta es el proceso deslocalización que debe sufrir el sector de la moda, por el bien del planeta y en beneficio de la sociedad y del propio consumidor.
Buscar opciones cercanas para llevar a cabo nuestra producción es otro reto y deber que creo va a convertirse en una norma.
Por supuesto la tecnología en el punto de venta es una necesidad que no podemos olvidar. Tiendas cada vez más tecnificadas donde se conecten la compra online con la presencial, de manera que el consumidor pueda disfrutar de los beneficios de ambas.
Gestionadas de una manera lo más “experiencial” posible, dotando de valor competitivo a la propia vivencia del consumidor y dotando de las comodidades que la tecnología y el ámbito “online” nos puede seguir ofreciendo, para cuestiones como la logística o la inmediatez de la búsqueda en la red.
En cualquier caso , es difícil predecir nada en un mercado y un sector tan dinámico, y con retos tan grandes como los que ya tenemos en la mesa, a nivel global.
Moda en movimiento
En todo caso lo único que está muy claro es que no podemos dejar de estar activos y preparados para el cambio. Formarse mucho y tratar de pensar en lo que puede ayudarnos a crecer, más allá del corto plazo.
- Capacidad de reacción y la flexibilidad de los procesos y estructuras siempre son un punto ganador.
- Buscar los valores diferenciales que nos hagan situarnos en primera línea de preferencia de nuestros potenciales consumidores dentro del sector de la moda, tanto en el servicio, como en el producto o en el concepto de marca.
- Marcarse unos objetivos de crecimiento sensatos con nuestra estructura y solidarios con el planeta.
Antonio Pernas Freire
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