Nos situamos a mitad del Master de Recursos Humanos, y de toda la materia tratada a día de hoy, la parte que mas me ha hecho reflexionar es el tema de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Desde ese primer día que estudié el manual, han pasado muchos otros en los cuales he buscado información, artículos al respecto, criticas, gracias a las cuales he podido observar una gran riqueza en la diversidad de opiniones existente.
A priori, la RSC puede parecer un tema sin medias tintas, ¿quién a día de hoy no va a entender que una empresa tiene que ser socialmente responsable y no sólo fijarse como requisito una buena rentabilidad? Pues aunque parezca algo superado y generalmente aceptado, no lo es. Aún existe el pensamiento de “expoliación” hacia las empresas a las que se les exige una actitud responsable. No faltan las voces que defienden éste punto de vista, amparándose en que la propia productividad denota un comportamiento responsable, obviando todos los puntos que no tienen que ver directamente con la consecución de beneficios. Defendiendo el primer empleo, la igualdad de género, discriminación positiva y demás temas sociales, pero de una manera un tanto “especial”, es decir, sin exigencias legales, sin imposiciones. Dejándoles actuar libremente confiando en unos criterios morales que les han llevado a ser una empresa competitiva económicamente, y por ende, teniendo que entender que también lo será en el ámbito de la RSC con esas mismas directrices éticas.
Todo lo que no sea confiar ciegamente en una empresa poderosa es quitarle poder, ir contra ella, “robarle” parte de su esfuerzo para “regalarlo” a quien no se ha esforzado. Ese es el pensamiento de muchas de ellas, que creen que por el mero hecho de ser una organización rentable que de vez en cuando limpia su imagen con alguna acción pública, ya nos hacen un favor a toda la sociedad. Cuando la realidad es que es cierto, no debería existir una legislación que regulara la responsabilidad social, los derechos y libertades del ser humano, respeto al medio ambiente, etc. Porque tampoco deberían existir las personas, empresas y gobiernos que no los respetasen de manera implícita como derecho natural e innegable del ser humano. Y es que, ciertos pensamientos deberían pensar, valga la redundancia, que la mayor parte de la sociedad sabe que si no hubiera un interés, una preocupación y presión social, pocas empresas darían prioridad a estos temas por encima del económico. Es más, quizá ni siquiera se hubiera legislado al respecto, como demuestran muchas de las normas europeas, que cada vez cogen mas fuerza, pero que comenzaron siento meras orientaciones para quien las quisiera acatar.
A pesar de todo, y aunque el ser humano en muchas ocasiones necesita ver las orejas al lobo para ponerse en marcha, la actualidad y el futuro está y estará dominado por un cambio de conciencia, cambio que ya se ve reflejado en la dirección de muchas empresas, que ya no sólo actúan por interés o por imposición de leyes y normas, sino por convicción propia, integrando este nuevo pensamiento en las raíces mas profundas de su estructura y cultura, haciendo de la RSC un bien aceptado, general y de obligado cumplimiento para cualquier organización con capacidad de influir en el resto de la sociedad. Quizá, la cuenta pendiente la tengan los gobiernos, que no terminar de creer y de actuar en consecuencia a sus propias normas, anteponiendo intereses comerciales, económicos, etc., pero esto ya, es otra historia.
Vicente Sánchez Expósito, alumno del Master en Recursos Humanos de la Universidad Camilo José Cela
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