Estando próximo el comienzo del invierno, y una vez que las buenas temperaturas de otoño forman parte del pasado, hay que prestar especial atención a las condiciones a las que se exponen los trabajadores que desarrollan su actividad laboral al aire libre, es decir, aquellos que se exponen al riesgo de estrés térmico.
El estrés térmico es la sensación de malestar que se experimenta cuando la permanencia en un ambiente determinado exige esfuerzos desmesurados a los mecanismos de que dispone el organismo para mantener la temperatura interna.
¿Cuáles son los efectos del estrés térmico por frío en el organismo?
En la exposición a temperaturas bajas, cuando el calor cedido al medio ambiente es superior al calor recibido o producido por medio del metabolismo basal y del trabajo, el organismo tiende a enfriarse y para evitar esta hipotermia, pone en marcha otros mecanismos, entre los que destacan:
- Vasoconstricción sanguínea.
- Desactivación de las glándulas sudoríparas.
- Disminución de la circulación periférica.
- Auto-fatiga de las grasas almacenadas.
Las consecuencias de la hipotermia pueden ser:
- Malestar general.
- Disminución de la destreza manual: reducción de la sensibilidad táctil y anquilosamiento de las articulaciones.
- Comportamiento extravagante.
- Congelación de los miembros más afectados.
- La muerte se produce cuando la temperatura es inferior a 28ºC, por fallo cardíaco.
- ¿Qué medidas preventivas se pueden adoptar?
Para garantizar la salud laboral de los trabajadores, existen numerosas medidas preventivas a implantar, entre las que se encuentran:
- Estar atentos a las previsiones meteorológicas para planificar el trabajo diario y adoptar las medidas preventivas adecuadas.
- Establecer la rotación de trabajadores en las tareas donde puede haber mucho estrés térmico por frío.
- Procurar, siempre que sea posible, que el trabajo se haga en interiores.
- Proteger las extremidades de los trabajadores: de este modo, se evita el enfriamiento localizado.
- Proporcionar la vestimenta adecuada: según la tarea y condiciones termohigrométricas, facilitando la evaporación de sudor.
- Dotar a los trabajadores de ropa cortaviento: así, se reduce el efecto de la velocidad del aire (sensación térmica).
- Ingerir líquidos calientes ayuda a recuperar pérdidas de energía calorífica.
- Realizar reconocimientos médicos previos es una medida adecuada para detectar disfunciones circulatorias, problemas dérmicos, etc.
- Si fuera necesario, la dotación de ropa de los trabajadores contará con la posible sustitución de ropa humedecida, evitando la congelación del agua y la consiguiente pérdida de energía calorífica.
- Utilizar pantallas cortaviento en exteriores y modificar los difusores de aire reduce la velocidad del aire.
- Medir periódicamente la temperatura y la velocidad del aire controla las dos variables termohigrométricas de mayor influencia en el riesgo de estrés por frío.
- Disminuir el tiempo de permanencia en ambientes fríos minimiza la pérdida de calor.
- Controlar el ritmo de trabajo, hace que la carga metabólica sea suficiente sin que supere un valor que genere sudoración excesiva.
Luis M de la Flor, experto en Prevención de Riesgos Laborales
Imaginaos cómo deben los trabajos en exteriores, como el de los profesionales de la construcción, en invierno. E imaginaos, aún peor, cómo debe ser en países del norte de Europa. Debe ser horrible.
Me sirvio mucho su investigacion señor Luis, un agradecimiento, estoy por terminar mi tarea. animo!