La Personalidad tipo A es un factor estresor de carácter individual que contribuye a la aparición del estrés laboral, entendiendo a éste como el fenómeno de adaptación de un individuo a determinadas situaciones de demanda o exigencias.
¿Qué se entiende por factores estresores?
Son aquellas fuentes que generan estrés, es decir, la génesis de determinados estímulos del entorno del individuo que son capaces de exponer a éste a un proceso adaptativo.
Según su origen, los factores estresores se califican en:
- Factores estresores individuales.
- Factores estresores relacionados con el trabajo.
- Factores estresores extraorganizacionales: relaciones trabajo-familia.
Es importante indicar que la simple presencia de alguno/s de estos estímulos no significa necesariamente que se derive en una situación de estrés, sino que, la existencia de éstos aumenta la probabilidad de padecer estrés laboral cuando aparecen las demandas.
También hay que tener en cuenta las características individuales, ya que los factores estresores no afectarán por igual a dos trabajadores.
La Personalidad tipo A
Dentro de los factores estresores individuales, se encuentra el de Personalidad tipo A. Este tipo de Personalidad se caracteriza por una serie de rasgos, como son entre otros:
- Perfeccionismo.
- Ambición.
- Competitividad.
- Agresividad.
- Preocupación por el tiempo.
El inconveniente de este factor estresor radica en que el individuo que presente este rasgo, lo adopta para todas las situaciones de su vida, tanto en el ámbito personal como en el profesional. De forma simplificada, se puede analizar el tipo de personalidad con el siguiente test.
Si a lo anterior le sumamos la posible interacción de la Personalidad tipo A con otros factores estresores, el riesgo de aparición de estrés aumenta de forma considerable.
La Personalidad tipo A en la empresa actual
En la actualidad, debido a la crisis financiera que azota al mercado laboral, no cabe duda alguna sobre la existencia de estrés en las organizaciones. Además de la deficiente estabilidad laboral, es necesario tener en cuenta otras situaciones, entre las que se encuentran la inadecuada definición del rol y la sobrecarga de tareas. La falta de personal en el mercado laboral, nos exige cada día, dar una versión perfecta de nuestros conocimientos y capacidades con una eficiencia ejemplar.
Esta sistemática empresarial puede desembocar en la proliferación de la Personalidad tipo A dentro de la organización. Esto es debido al aumento de la competitividad entre departamentos y entre compañeros dentro del mismo, disminución de los periodos de vacaciones en función de la actividad del sector, la sobrecarga de rol por la asunción de nuevas tareas (trabajador multitarea), obsesión por asumir mayores responsabilidades y funciones e incrementar el compromiso con la organización, entre otros.
La existencia continuada en el tiempo de esta demanda de aptitudes, lleva al riesgo de no poder afrontar en algún momento lo que se está exigiendo, debido a la falta de recursos de cualquier índole. En este momento, se podría hablar de estrés laboral puesto que, una vez llegada la fase de agotamiento, el individuo ha agotado la energía de adaptación para soportar al factor estresor y es incapaz de mantener un equilibrio saludable.
Hay que evitar, desde el seno de la empresa, que se ocasionen este tipo de actuaciones dentro de la misma, con objetivos puramente preventivos y no por razones financieras o de rendimiento.