¿Aumentan en verano los accidentes laborales?
Debemos reconocer que durante los meses de verano, principalmente en julio y agosto, algo cambia en las empresas, no todo funciona de igual manera que durante el resto del año. La actividad diaria sufre cambios y la plantilla de empleados se reduce, pues unos vuelven y otros se van de vacaciones.
El ambiente en las empresas durante estos meses cambia, quizás dé la sensación de ser más relajado y esto puede conducir a que nos descuidemos a la hora de evaluar los riesgos a los que estamos expuestos.
Entendemos el accidente laboral como “un acontecimiento no deseado que produce daño a las personas, daño a la propiedad o pérdidas en el proceso productivo” y por ello debemos estar prevenidos en todo momento ya que los accidentes laborales no cuelgan el cartel de “cerrado por vacaciones” y no entienden de cambios de estación.
Los daños a las personas pueden suponer un corte, una quemadura, una abrasión, una fractura, etc., o una alteración de una función normal del cuerpo.
Desde el punto de vista de daños a la propiedad, el contacto puede ocasionar un incendio, destrucción, deformación, etc.
En ambos casos siempre se producirá pérdidas en el proceso de producción de la empresa.
La prevención entendida como el conjunto de actividades o medidas adoptadas, o previstas, en todas las fases de actividad de la empresa, con el fin de evitar o disminuir los riesgos derivados del trabajo (Art. 4.1 LPRL), debe aplicarse durante todo el año, en este tema no cabe relajaciones ni posponerlas para cuando el ritmo laboral vuelva a la normalidad.
Los principios de la prevención de riesgos laborales
Los principios de la prevención son resultado de la experiencia, sobradamente conocidos y contrastados por los prevencionistas. La enumeración de los mismos está contenida en el artículo 15 de la LPRL y son los que se citan a continuación:
- Evitar los riesgos: La supresión del riesgo, salvo casos excepcionales, implica la supresión de la actividad por lo que la viabilidad de este principio puede resultar escasa.
- Evaluar los riesgos que no se puedan evitar: Éste es el punto inicial para la planificación de la acción preventiva y se puede desarrollar por distintas metodologías: William T. Fine, autoevaluación del INSHT, etc.
- Combatir los riesgos en su origen: Cuando se elimina el riesgo en la fuente se evita que la presencia del riesgo pueda alcanzar otras zonas, con lo cual, se haría más compleja la realización de un control del mismo.
- Adaptar el trabajo a la persona: Con este principio se incluye implícitamente la base de la ergonomía: la adaptación del puesto de trabajo a la persona, en vez de la adaptación de la persona al puesto de trabajo. Por otra parte, los trabajos monótonos y repetitivos son causa de desmotivación y distracción por parte de los trabajadores.
- Tener en cuenta la evolución de la técnica: La evolución de la técnica puede favorecer la aparición de nuevas máquinas, sustancias, herramientas, métodos, etc., que posibilitan la realización de los trabajos de una forma más cómoda y segura para los trabajadores.
- Sustituir lo peligroso: Sustituir aquellos elementos por otros que entrañen poco o ningún peligro. Una aplicación muy frecuente de este principio podemos apreciarla por la continua supresión del plomo como pigmento de las pinturas y la sustitución de las pinturas con base en disolvente hacia las pinturas con base en agua.
- Planificar la prevención: Para ello se debe buscar un conjunto coherente que integre en ella la técnica, la organización del trabajo, las condiciones de trabajo, las relaciones sociales y la influencia de los factores ambientales en el trabajo. Para planificar la prevención es necesario conocer la situación global real en la que nos encontramos para poder alcanzar el futuro alcanzable deseado (este punto será desarrollado en otros apartados posteriores).
- Anteponer la protección colectiva a la individual: Adoptando las medidas oportunas. Cualquier añadido a la indumentaria habitual de una persona es causa de molestias y, por tanto, se deben evitar los equipos de protección individual.
Ejemplo: ante un riesgo de caída en altura es más importante colocar una barandilla protectora la cual protegería a todos los trabajadores, que entregar un cinturón de seguridad que solo protege al trabajador que lo utiliza.
- Dar las debidas instrucciones a los trabajadores: Si a los trabajadores se les dice el qué deben hacer sin indicarles el cómo hacerlo de forma segura la instrucción es insuficiente.
- Considerar las capacidades profesionales: De los trabajadores en materia de seguridad y de salud en el momento de encomendarles las tareas. El empresario deberá tener en cuenta el nivel de conocimientos, condiciones físicas y psíquicas de los trabajadores a la hora de asignarle las tareas.
- Acceso restringido a las zonas de riesgo grave y específico: Sólo las personas que posean la información y formación necesaria para saber cómo deben actuar, podrán acceder a estas zonas.
- Prever las distracciones o imprudencias no temerarias: Que pudiera cometer el trabajador para adoptar las medidas preventivas más efectivas. Para el diseño seguro de los puestos de trabajo es indispensable considerar los movimientos involuntarios, movimientos reflejos, distracciones o imprudencias que puedan cometer los operarios.
- Evitar el riesgo mayor: Las medidas preventivas que se adopten no podrán suponer un riesgo mayor a aquél que se pretende evitar.
- Facultad potestativa de concertar operaciones de seguro: Con la finalidad de garantizar la cobertura de los riesgos del trabajo. La obligación que realmente se impone es la de planificación de la prevención buscando un conjunto coherente que integre en ella la técnica, la organización del trabajo, las relaciones sociales y la influencia de los factores ambientales.
Todos estos principios debemos recordarlos durante todos los días del año, solo de esta manera evitaremos riesgos para la seguridad y salud de los trabajadores.
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Muy buen post, sobre todo por el tema que tocan
Saludos
Nicolás