Para realizar una correcta y eficaz prevención de riesgos laborales es necesario llevar a cabo tres fases: la identificación, la evaluación y el control.
Para el control de riesgos laborales hay que desarrollar una serie actividades que implementen las medidas preventivas necesarias en los lugares de trabajo, y con el fin de que se mantengan eficaces a lo largo del tiempo.
Todo ello hace necesario que las empresas realicen inspecciones y revisiones de forma periódica, o lo que es lo mismo lleven a cabo una observación constante del trabajo.
Se puede hablar de 2 tipos de observaciones, las “informales” que se realizan ocasionalmente y sin planearse de ante mano y las observaciones planeadas, en las cuales me voy a centrar.
Para que las observaciones sean eficaces es necesario que se integren dentro del sistema de gestión de los puestos de trabajo por lo que deben ser debidamente planeadas, organizadas y evaluadas.
Las observaciones planeadas son más fácilmente aplicables en procesos productivos que estén muy sistematizados y en las que las tareas de los puestos de trabajo se repiten, no obstante sería conveniente que todo tipo de trabajo estuviera sujeto a las mismas.
Objetivo de las observaciones planeadas
- Identificar actos inseguros o deficientes y situaciones peligrosas derivadas fundamentalmente del comportamiento humano.
- Determinar necesidades específicas y efectividad de la formación y adiestramiento de los trabajadores.
- Verificar la necesidad, la idoneidad o las carencias de los procedimientos de trabajo.
- Corregir “in situ” de forma inmediata y por convencimiento situaciones y actos inseguros.
- Reconocer y “reforzar” hábitos y comportamientos eficaces y seguros, estén contemplados o no en los procedimientos de trabajo.
- Mejorar la calidad del trabajo, implicando directamente a los mandos.