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Principios ergonómicos por carga mental de trabajo

La norma ISO 10075:1991 sobre “Principios ergonómicos relativos a la carga mental de trabajo” representa una extensión de la ISO 6385: 1981 sobre “Principios ergonómicos para el proyecto de sistemas de trabajo”. Esta norma, en su 1ª parte, define los términos relacionados con la carga mental de trabajo, con el objetivo de aclarar conceptos y promover el uso de una terminología común entre expertos y profesionales en el campo de la ergonomía. Esta 1ª parte habla de stress (presión) y strain (tensión) mentales, definiéndolas de la siguiente manera:

Presión mental (mental stress): el total de todas las influencias valorables que inciden en un ser humano. Se refiere por tanto a los factores externos que afectan mentalmente a las personas y es lo que hemos llamado exigencias.

Tensión mental (mental strain): el efecto inmediato de la presión mental en el individuo (no el efecto a largo plazo), que depende de sus condiciones previas habituales y actuales, incluido los estilos individuales de afrontamiento (coping).

A esta tensión es a la que hacemos referencia cuando se habla de carga mental.

En esta norma internacional, la expresión “mental” es usada para referirse a cualquiera de los procesos con los que están relacionadas la experiencia y la conducta humana, es decir, a procesos cognitivos, de información y emocionales, en el ser humano. Estos aspectos están interrelacionados y, en la práctica, no deberían tratarse separadamente.

Cualquier actividad, incluso una predominantemente física, puede imponer presión mental. Esa presión mental da lugar a procesos de aumento o disminución de tensión mental en los seres humanos. Las consecuencias de la presión pueden diferir en forma e intensidad dependiendo de las condiciones de la situación como individuales.

La tensión mental (carga de trabajo) va a estar determinada por la interacción que se establece entre, por un lado, las exigencias de la tarea (presión mental); por otro, las características del individuo (condiciones previas).

Cuando las exigencias de la tarea superan las capacidades del trabajador, es decir, cuando existe una incapacidad o dificultad del sujeto para dar respuesta en un momento dado, es cuando se habla de carga de trabajo.

Consecuencias de la tensión mental

La norma ISO 10075 (1ª parte) habla de las consecuencias de la tensión mental en donde aparecen unos efectos facilitadores y unos efectos perjudiciales.

Los efectos facilitadores son los que retrasan o reducen la aparición de los efectos perjudiciales. Estos efectos falicitadores son:

– Efecto de calentamiento

Una consecuencia frecuente de la tensión mental es que, inmediatamente después de que la actividad ha comenzado, se produce una reducción del esfuerzo requerido para realizar la actividad en relación con el esfuerzo exigido inicialmente.

– Activación

La tensión mental puede llevar a diferentes grados de activación, dependiendo de su duración e intensidad. Hay un campo en el que la activación es óptima, es decir, ni demasiado baja ni demasiado alta, asegurando la mejor eficiencia funcional. Debería tenerse en cuenta que un incremento demasiado súbito de la tensión, puede conducir a una sobreactivación nociva.

Esta norma define la activación como un estado interno con diferentes grados de eficiencia funcional mental y física.

“Los efectos perjudiciales podrían diferenciarse por su patrón temporal de recuperación y las formas de alcanzarlos. Pueden diferir también por sus síntomas. Los efectos perjudiciales pueden ser más generales o más específicos, requiriendo tiempo para la recuperación o variación en la actividad”.

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Estos efectos perjudiciales son: la fatiga y los estados similares a la fatiga.

La norma ISO 10075 (parte 1ª) define la fatiga mental como: Una alteración temporal de la eficiencia funcional, física y mental, resultante de la intensidad, duración y patrón temporal de una tensión mental precedente.

La recuperación de la fatiga mental se produce con el descanso más que con los cambios de actividad.

La norma habla también de “estados similares de fatiga”, refiriéndose a los estados del individuo que se producen como efectos de la fatiga mental, resultante de situaciones que ofrecen poca variedad, es decir, debido a una subcarga de trabajo. En estos casos la fatiga puede desaparecer tras la introducción de cambios en la tarea y/o el entorno/situación. Estos estados incluyen monotonía, vigilancia reducida y saturación mental.

Monotonía: Estado de activación reducida, lentamente desarrollado, que puede producirse durante tareas o actividades largas, uniformes y repetitivas, y que está principalmente asociado con somnolencia, cansancio, decrecimiento y fluctuaciones en el rendimiento, reducciones en la adaptabilidad y la capacidad de respuesta, así como un incremento en la variabilidad del ritmo cardíaco.

Vigilancia reducida: Estado de actividad reducida lentamente desarrollado; da lugar a un rendimiento reducido en la detección (por ejemplo cuando se vigilan pantallas de radar o paneles de instrumentos) en tareas de vigilancia que ofrecen poca variación.

La monotonía y la vigilancia reducida, pueden diferenciarse con respecto a las circunstancias de sus condiciones causales, pero no con respecto a sus efectos.

Saturación mental: Estado de rechazo nervioso y fuertemente emocional de una tarea o una situación repetitiva, en el que se experimenta una sensación de “marcar el paso sobre el mismo sitio” o “no llegar a ninguna parte”.

Los síntomas adicionales de la saturación mental son: el mal humor, la reducción del rendimiento y/o el sentimiento de cansancio y la tendencia a la evasión. La saturación mental, a diferencia de la monotonía y la vigilancia reducida, se caracteriza por un nivel de activación constante o incluso incrementado, asociado con una cualidad emocional negativa.

Más allá de las consecuencias de la tensión mencionadas en esta norma ISO, hay otras consecuencias como, por ejemplo, agotamiento o sensación de estar sobrecargado, que no se contemplan debido a la amplia variación interindividual o a los resultados aún no concluyentes de las investigaciones. Lo mismo se aplica a los efectos desfavorables a largo plazo de la exposición repetida de la tensión mental, ya sea demasiado alta o demasiado baja (por sobrecarga o por subcarga).

 

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Licenciada en farmacia, Técnico superior en prevención de riesgos laborales (3 especialidades), Tutora de cursos ohsas y auditoria de sistema de gestión de la prevención, Experta en obras y Tutora curso de coordinador de seguridad y salud Formadora en PRL en IMF Business School.

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