Siempre que atravieso dificultades o me encuentro con algún problema personal, después de desesperarme durante largo tiempo y para animarme un poco, recuerdo los versos de Calderón de la Barca:
Cuentan de un sabio que un día
tan pobre y mísero estaba,
que sólo se sustentaba
de unas hierbas que cogía.
¿Habrá otro, entre sí decía,
más pobre y triste que yo?;
y cuando el rostro volvió
halló la respuesta, viendo
que otro sabio iba cogiendo
las hierbas que él arrojó.
Quejoso de mi fortuna
yo en este mundo vivía,
y cuando entre mí decía:
¿habrá otra persona alguna
de suerte más importuna?
Piadoso me has respondido.
Pues, volviendo a mi sentido,
hallo que las penas mías,
para hacerlas tú alegrías,
las hubieras recogido.
Para mí suelen ser un consuelo, pues por muy mal que creamos estar siempre hay alguien que está peor que nosotros.
Esta crisis está siendo dura para todos, pero para algunos más que para otros. Y aunque nos recorten sueldos yo pienso que somos afortunados de poder cobrar a fin de mes pues hay familias que no tienen esa suerte.