¿A qué riesgos físicos nos enfrentamos en una empresa?

Tal vez el acelerado ritmo diario al que estás sometido te impida pararte a reflexionar sobre ello, pero lo cierto es que, en mayor o menor medida, en cada jornada habitual de trabajo te expones a riesgos físicos que no solamente pueden llegar a repercutir en tu salud, sino también en tus relaciones sociales, familiares o de pareja.

Es conveniente que sepas diferenciar entre unos y otros peligros, ya que evidentemente no son los mismos en una oficina que en una fábrica, por ejemplo.

Identificarlos es el primer paso que debes dar para poder sortearlos o evitarlos. En ello tiene mucho que ver la prevención de riesgos laborales.

Principales riesgos físicos en el entorno laboral

La Ley 31/1995 establece las normas reglamentarias y disposiciones que deben seguirse en este campo. Las contingencias a las que te enfrentas durante el desempeño de tus funciones pueden ocasionarte fatiga, problemas físicos y mentales, accidentes laborales o enfermedades profesionales.

Centrándonos en una división más específica de estas amenazas, que también afectan directa o indirectamente a la empresa, podemos decir que son de muchos tipos: ergonómicas, biológicas, psicosociales, ambientales, mecánicas, químicas… No obstante, aquí nos centraremos en los riesgos físicos, que pasamos a detallarte.

Ruido

Salvo en situaciones extremas, no se le suele dar demasiada importancia a trabajar en ambientes donde existe un exceso de decibelios. Sin embargo, conviene que no te lo tomes a la ligera porque el ruido puede generar estrés, pérdida de capacidad de reacción y concentración, fatiga, somnolencia…

Influye directamente en la comunicación entre compañeros, lo cual puede producir alteraciones en tu rendimiento laboral. Por no hablar de que, a la larga, contribuye a la aparición de problemas digestivos, nerviosos y circulatorios, taquicardia, sordera, aumento de la tensión arterial y trastornos del sueño.

Aunque este problema es más común en sectores como el de la industria o el de la construcción, lo cierto es que hay otros ámbitos en los que también puede ocasionar daños y pasar desapercibido.

Principalmente, en instalaciones donde se produzcan habitualmente concentraciones de personas.

El ruido es un importante riesgo laboral que se debe vigilar

Vibración

Las vibraciones mecánicas que se transmiten al cuerpo entero con frecuencias comprendidas entre 1 y 80 Hz pueden ocasionar efectos nocivos en tu salud como, por ejemplo, lumbalgias, calambres, lesiones raquídeas y en articulaciones, pinzamientos discales o hernias.

También son el origen de otros síntomas como la dificultad para mantener el equilibrio por la disminución de la fuerza de agarre, el hormigueo e, incluso, complicaciones neurológicas. Por tanto, someterte a ellas de forma indiscriminada puede traerte consecuencias fatales.

Normalmente, este riesgo físico puede estar latente en aviones, carretillas, vehículos industriales, barcos, maquinaria de obra, plataformas vibrantes, tractores, herramientas manuales rotativas y percutoras, etcétera.

Hay que valorar la exposición en función de la gravedad del posible daño y las probabilidades de su aparición.

Temperatura y humedad

El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT), atendiendo a las disposiciones mínimas de seguridad y salud en los entornos laborales que se establecen en el Real Decreto 485/1997, advierte que la temperatura adecuada en un espacio de trabajo debe estar entre los 17 y los 27 grados.

La humedad relativa, asimismo, jamás ha de ser inferior al 30 % ni superior al 70 %. Así que todo lo que se salga de esos márgenes puede comprender riesgos físicos para tu salud. Malestar general, agotamiento, calambres, deshidratación, quemaduras o congelación están entre los más habituales.

Las instalaciones y espacios laborales en los que suelen predominar estas condiciones extremas son, por ejemplo, las lavanderías industriales, los altos hornos, los trabajos al aire libre o las empresas del sector alimentario que trabajan con cámaras frigoríficas.

Radiación

En este caso es importante que sepas diferenciar la radiación no ionizante de la ionizante. La primera es incapaz de producir este fenómeno y se clasifica en ultravioleta, infrarroja, láser y electromagnética.

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Puede provocar quemaduras superficiales, enrojecimiento de la piel, lesiones en ojos y aumento de la temperatura corporal.

La radiación ionizante es, por el contrario, aquella que es capaz de actuar sobre el cuerpo y producir alteraciones en tejidos y células. De ahí que sus efectos lleguen a ser devastadores (dermatitis en la piel, cataratas o cáncer).

Reactores nucleares, tubos de rayos X, aceleradores de partículas o gammagrafía industrial son algunas fuentes en las que puedes encontrar el origen de este tipo de radiaciones. Las no ionizantes son causadas por elementos tan diversos como el sol, las instalaciones de telecomunicaciones, los altos hornos, etcétera.

Radiaciones no ionizantes: ejemplos y prevención

Necesidad de programas de prevención para los riesgos físicos 

La prevención de riesgos laborales tiene que entenderse en cualquier empresa como una exigencia con la que hay que cumplir que, además, puede generar beneficios importantes. De ahí que, lejos de tomarlo como un gasto, conviene que te lo plantees como una inversión.

Debes iniciarla con la elaboración de un plan que incluya una serie de actuaciones y medidas necesarias para reducir al mínimo las posibilidades de que los empleados sufran cualquier lesión o perjuicio durante el desempeño de su labor profesional.

La importancia de la prevención de riesgos

El principal objetivo de estos programas, que diseñarás en función de la actividad económica de tu negocio y las condiciones del entorno en el que se desarrolle, es prevenir la siniestralidad. Cualquier compañía con empleados por cuenta ajena tiene la obligación de implementarlos.

Su integración puede ayudarte a obtener mejoras en la calidad del trabajo, en la gestión medioambiental y la responsabilidad social. También genera prestigio a nivel interno y externo, motivación en los trabajadores, aumento de la eficiencia y la productividad…

La correcta gestión de estos programas de prevención, además de aumentar los niveles de seguridad y construir un ambiente laboral sano y saludable, te permitirá estar más cerca de lograr para tu compañía las certificaciones de calidad correspondientes.

El diseño y puesta en marcha de un plan de estas características debe caer en manos de un profesional que cuente con la formación adecuada. Es importante que sepa identificar y poner remedio a los peligros que hemos expuesto anteriormente.

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