Seguro que en más de una ocasión, te has preguntado cuáles son los principales riesgos laborales en el embarazo. Por eso, queremos dedicar este artículo a comentar cuál es la prevención de riesgos laborales en el embarazo y, por tanto, qué es lo que debemos hacer si nos encontramos ante una de estas situaciones. Las embarazadas conforman un grupo de riesgo y es importante que tengamos en cuenta todo lo posible para prevenir cualquier incidente que pueda surgir durante el desempeño de sus labores profesionales.
¿Cuál es la situación de una embarazada durante su periodo laboral?
Quizá no lo sabías, pero lo cierto es que la ley tanto europea como en nuestro país trata el tema de las mujeres embarazadas y la prevención en posibles riesgos que se puedan derivar de su desempeño laboral. Así pues, la maternidad está contemplada como uno de los factores más importantes a la hora de promover la seguridad en los trabajos, tanto para la madre como para el feto. Además, desde hace algún tiempo el periodo de lactancia también se incluye dentro de esta categoría especial.
La prevención de riesgos laborales en el embarazo: ¿qué factores hay que tener en cuenta?
Lo cierto es que los factores que vamos a comentarte a continuación en detalle en algunas ocasiones afectan al feto, en otras a la madre y en ciertos casos pueden llegar a influirles a ambos.
En primer lugar, están los factores químicos. Determinados agentes químicos pueden llegar a resultar perjudiciales para la salud de los seres humanos y, por tanto ,las mujeres que trabajan en laboratorios, fábricas u otro tipo de lugares donde se emplean en estos reactivos tendrán que tener especial cuidado. Concretamente en el Real Decreto 39/1997 se detallan uno a uno cuáles son los agentes que resultarían perjudiciales durante la etapa de embarazo, aunque por nombrar algunos de los más conocidos destacaríamos el arsénico, el benceno y el plomo.
Por otro lado, nos encontramos también con los factores de origen biológico. Algunos seguro que te suenan más, pues englobarían todos los virus, como es el caso del VIH, del herpes simple o del papiloma humano. También incluiríamos en este grupo el toxoplasma, la rubeola, la hepatitis, etcétera. En definitiva, son todos aquellos factores que tienen un origen biológico y que podrían llegar a perjudicar tanto a la madre como al bebé durante el desarrollo del embarazo.
El tercero de los factores que queremos comentarte engloba un gran grupo de factores físicos como pueden ser el ruido, las radiaciones, los cambios de temperatura, etcétera. Cuando nos referimos al ruido, estaríamos hablando siempre de valores superiores a los 80 decibelios. En el caso de que los decibelios llegarán hasta los 135, sería obligatorio proveer a todos los trabajadores, y a las embarazadas en especial, de equipos de protección individual y, siempre que sea posible, trasladar el puesto de trabajo a un lugar que no implique daño para la mujer. Por otro lado, estarían las radiaciones que pueden ser ionizantes o no ionizantes y que, además de ser perjudiciales para la mujer a largo plazo, pueden provocar malformaciones en el feto ,como es el caso de los rayos X o los isotopos radiactivos. En este caso, el riesgo continuaría durante la etapa de lactancia, por lo que hay que tener un cuidado muy especial.
La carga física sería el cuarto de los factores del que queremos hablarte. Cuando hablamos de carga física nos referimos a todo esfuerzo que suponga la realización de una actividad considerada cómo alto esfuerzo físico. Sería el caso de caminar continuamente durante largos periodos de tiempo, también el caso contrario como es el sedentarismo. A todo esto tendríamos que sumar también posturas incómodas o forzadas y el movimiento de cargas que superen más los 10 kg, pues además de producir daños físicos en el feto puede llegar a adelantar el parto, con los riesgos que eso conlleva.
Y no queremos terminar todos estos factores sin hacer alusión al que probablemente casi nadie considera y, sin embargo, es uno de los más relevantes. Quizá puedes imaginar todos ya, pero estamos hablando del factor psicosocial. Concretamente nos referimos a turnos de trabajo que no sean los habituales, que supongan cambios en las diferentes semanas, que puedan implicar una alteración de las hormonas y el estrés en general. Si bien es cierto que todo esto puede afectar a los trabajadores independientemente de cual sea su situación personal, en el caso de las embarazadas y las mujeres lactantes tendremos que tener todavía más cuidado.
¿Quién se encarga de evaluar todas estas cuestiones?
En las empresas, los técnicos de prevención en riesgos laborales no solo se encargan de evaluar los puestos de trabajo, sino también la situación particular de cada uno de sus empleados. Por tanto, serán también los que determinen si una persona en determinadas condiciones puede desempeñar su trabajo sin cambios. Sería el caso de enfermedades concretas, pero también del embarazo. Esta condición no tiene nada que ver con una enfermedad, pero sí guarda algunos paralelismos que hay que considerar.
Durante los estudios de prevención laboral, existen algunas variantes que puedes valorar: seguridad en el puesto de trabajo, higiene de la industria y ergonomía y psicosociología aplicada. Un conocimiento global de estas tres ramas te permitirá conocer más y mejor qué es lo que puedes hacer en cada caso y así ofrecer la mejor solución a tus trabajadores. La formación es imprescindible y te ayudará a tener una visión más global y precisa sobre cada situación, la cual hará que todo el mundo esté más a gusto en su puesto de trabajo.
En definitiva, los riesgos laborales del embarazo son significativos y numerosos, por lo que resulta imprescindible tenerlos en cuenta. Esperamos que este artículo te haya resultado útil. Si quieres aprender más sobre riesgos laborales no dudes en consultar nuestro Máster en Prevención de Riesgos laborales, que te habilitará como técnico superior de las tres especialidades en un periodo inferior a un año. En la página web podrás encontrar toda la información relacionada con esta formación.